Dijo Jesús a sus discípulos: “Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos. Lo repito, más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios”. Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: “Entonces, ¿quién puede salvarse?”. Jesús se les quedó mirando y les dijo: “Para los hombres es imposible, pero Dios lo puede todo”. Entonces le dijo Pedro: “Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a tocar?”. Jesús les dijo: “Os aseguro que cuando llegue la renovación, y el Hijo del Hombre se siente en el trono de Su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por Mi deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredarán la vida eterna. Muchos primeros serán los últimos y muchos últimos serán primeros”.
(Mateo 19, 23-30)

Meditación

Señor, Tus palabras no dejan lugar a dudas. Por mucho que me empeñe, solo no puedo hacer nada. Pero Tú me das la fuerza de dejarlo todo y seguirte, porque es la garantía de salvación cuando se toma en serio ese desprendimiento y estar seguros de heredar la vida eterna.


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