(Lucas 12, 8-12)
MEDITACIÓN
Señor, no permitas que jamás reniegue de Ti y concédeme lo que deseo de estar siempre de Tu parte y dar la cara por Ti ante el mundo. Cierto es, que a veces me ocurre como a Pedro, y te niego porque aunque creo que mi espíritu es fuerte, mis debilidades, el respeto humano ante la crítica me tambalean, pero déjame participar de Tu Espíritu, para que no vacile y sepa decir en cada momento lo que Tú dirías y harías, porque quiero ser testigo tuyo ante mis hermanos.
Dijo Jesús a sus discípulos: “Si uno se pone de Mi parte ante los hombres, también el Hijo del Hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios, y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del Hombre, se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la Sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo os vais a defender, porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir”.
(Lucas 12, 8-12)
MEDITACIÓN
Señor, no permitas que jamás reniegue de Ti y concédeme lo que deseo de estar siempre de Tu parte y dar la cara por Ti ante el mundo. Cierto es, que a veces me ocurre como a Pedro, y te niego porque aunque creo que mi espíritu es fuerte, mis debilidades, el respeto humano ante la crítica me tambalean, pero déjame participar de Tu Espíritu, para que no vacile y sepa decir en cada momento lo que Tú dirías y harías, porque quiero ser testigo tuyo ante mis hermanos.
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