Recorría Jesús la Galilea pues no quería andar por Judea, porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las tiendas. Después que sus parientes marcharan a la fiesta, entonces subió Él también, no abiertamente sino a escondidas. Entonces, algunos que eran de Jerusalén dijeron: “¿No es este el que intentan matar?. Pues mirad como habla abiertamente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías?. Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene”. Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó: “A mí me conocéis y sabéis de dónde vengo. Sin embargo, Yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a Ese vosotros no lo conocéis, Yo lo conozco porque procedo de Él y Él me ha enviado”. Entonces, intentaban agarrarlo, pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado Su hora.
(Juan 7, 1-2; 10, 25-26)

MEDITACIÓN

Señor, es inminente el momento decisivo, se acerca tu hora, pero se hace dura la espera. ¿Qué puedo hacer para estar junto a ti y desagraviar tanta ofensa que te hacen otros, que te he hecho yo?. 


Orden del Temple, 2.013