En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: “ Id y anunciad que el Reino de Los Cielos está cerca. Sanad a los enfermos, limpiad de su enfermedad a los leprosos y expulsad a los demonios: Gratis habéis recibido este poder, dadlo gratis. No llevéis oro, ni plata, ni cobre, ni provisiones para el camino. No llevéis ropa de repuesto ni sandalias ni bastón, pues el obrero tiene derecho a su sustento. Cuando lleguéis a un pueblo o aldea, buscad a alguien digno de confianza y quedaos en su casa hasta que salgáis de allí. Al entrar en la casa, saludad a los que viven en ella. SI la gente de la casa lo merece, la paz de vuestro saludo quedará en ella, si no lo merece, volverá a nosotros.
MEDITACIÓN
Leído hoy, este envío de Jesús, parece imposible. El tiempo, quizás, ha hecho perder la ilusión y fuerza de estas palabras. Hay que entender y vivir la misión como un anuncio urgente sin convertirse por ello en un simple repetidor, hay que vivir la experiencia de depender de la Providencia sin querer asegurarlo todo. Es saber que se vive con la seguridad de estar amparado por el Reino.

Copyright. Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.011