Dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando recéis, no uséis muchas palabras como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: Padre nuestro del cielo, santificado sea Tu Nombre, venga Tu Reino, hágase Tu Voluntad en la Tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno. Porque Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria. Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas”.
(Mateo 6, 7-9)

Meditación

Señor, ¡cuantas veces rezo el Padre Nuestro de forma tan rutinaria!, no pienso en la riqueza de cada una de sus alabanzas y peticiones. Voy a rezarlo hoy y de ahora en adelante, meditando y valorando cada una de sus palabras. ¿Perdono y olvido de verdad las ofensas que me hacen?.

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