Aporta: Soror J.G.++ 
VERSICULOS 1 AL 15.

Santigo, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus de la Dispersión.

Provecho de las tribulaciones

Hermanos míos, sentíos realmente dichosos cuando os veáis rodeados por toda clase de pruebas, pues sabéis que la calidad probada de vuestra fe produce paciencia. Pero la paciencia ha de culminar en una obra perfecta, para que seáis perfectos e íntegros, sin que dejéis nada que desear.

Petición confiada

Si alguno de vosotros carece de sabiduría, que la pida a Dios. Seguro que se la concederá pues Dios da a todos generosamente, y sin echarlo en cara. Pero que la pida con fe, sin vacilar, porque el que vacila es semejante al oleaje del mar, agitado por el viento y zarandeado de una a otra parte, que no piense recibir cosa alguna del Señor un hombre así, irresoluto e inconstante en todos sus caminos.

Destino del rico

Que el hermano de condición humilde se siente orgulloso en su exaltación, y el rico, en su humillación, porque pasará como flor de hierba. Cuando sale el sol con fuerza, seca la hierba y su flor cae, y se pierde su hermosura apariencia, Así también el rico se marchitara en plenos proyectos.

La prueva

¡Feliz el hombre que soporta la prueba!, porque, una vez superada ésta, recibirá la corona de la vida que ha prometido el Señor a los que aman.

Que nadie, cuando sea probado diga: “Es Dios quien me prueba”, porque Dios ni es probado por el mal ni prueba a nadie. Más bien cada uno es probado, arrastrado y seducido por su propia concupiscencia. Y una vez que la concupiscencia ha concebido, da a luz al pecado;  y el pecado, una vez consumado, engendra la muerte.

NND