Desde 1.520, los judíos recomenzaron a orar ante el muro Occidental, pero no más allá. Después que el distrito judío de Jerusalén cayó en 1.948, los árabes impidieron a los judíos utilizar el muro Occidental o incluso mirarlo desde lejos. Este impedimento duró diecinueve años. Con la reconquista judía de la Ciudad Vieja en 1.967, el muro pudo ser usado de nuevo y durante la primer fiesta que hubo, 250.000 judíos ortodoxos, quisieron orar allí todos al mismo tiempo. Todo el sector que está en frente se despejó y se creó un espacio abierto pavimentado. Pero nada pudo hacerse en relación con la entrada de los judíos en el propio Monte del Templo. De parte de algunos, se apeló a toda clase de ingeniosos argumentos para permitir que los judíos entraran por lo menos en una parte del sector, pero en definitiva, el consenso de la opinión rabínica fue que todo el lugar debía quedar fuera de los límites donde era lícito el ingreso, de modo que el Rabinato Supremo y el Ministerio de Religiones, fijaron anuncios que prohibían a los judíos acercarse al monte bajo pena de Karet (extirpación o pérdida de la vida eterna).
La actitud de los judíos hacia el monte del Templo, cuando lo recuperaron con el resto de la Ciudad Vieja, durante la guerra de los seis días en 1.967, fue un ejemplo destacado del respeto por la observancia rigurosa de los ritos y elementos de la Ley. Restaurar el antiguo gueto, de donde los judíos de Jerusalén habían sido expulsados en 1.946, fue una decisión sencilla. Pero el Templo suscitaba dificultades. Una autoridad como Maimónides, siglos antes, había dictaminado, que pese a la destrucción, el asiento del templo conservaba eternamente su santidad. La Shekinah nunca desaparecía y por eso los judíos siempre acudían a orar cerca del sitio, especialmente junto al muro Occidental, que según se creía tradicionalmente, estaba próximo al extremo oeste del Santo de los Santos. Pero como el asiento del Templo conservaba toda su santidad, también exigía que los judíos tuviesen pureza ritual antes de entrar efectivamente en él. Las normas de pureza relacionadas con el Templo, eran las más rigurosas de todas y el Santo de los Santos, está prohibido a todos salvo al Sumo Sacerdote e incluso él, entraba allí una vez al año, el Día del Perdón.
(continuará)
Orden del Temple+++