Hacia la mitad del siglo II d.C., en la ciudad de Cartago nació uno de los más grandes oradores de la historia, hijo de padres paganos, en su juventud, fue a Roma a estudiar derecho en las mejores escuelas, y cuando terminó su formación, ejerció de abogado de importantes gobernantes y personas de alta alcurnia, así como de ricos mercaderes, hasta que se cansó de la vida licenciosa de Roma y se convirtió al cristianismo. Su nombre era Quinto Séptimo Florente Tertuliano.
Este sencillo abogado, se convirtió en el mayor defensor y apologista de la religión cristiana, en una época en que eran muy frecuentes las persecuciones hacia los cristianos por parte del Imperio romano. Para la historia, han quedado las palabras “tertulia” o “tertuliano”, cuando se referían a los muy buenos oradores, y Tertuliano, tuvo un profundo conocimiento de la literatura clásica griega y después de convertirse al cristianismo, fue él quien “inventó” el concepto de la Trinidad, en referencia a las tres personas de la Deidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo con una sustancia común.
Cuando volvió a Cartago, se entregó con pasión a la defensa de la fe cristiana, aunque años después rompería con la iglesia de Roma, porque él estimaba que había una laxitud en perdonar a los pecadores reincidentes, adhiriéndose entonces a un movimiento cristiano llamado Montanismo. Él y su movimiento, practicaron un riguroso ascetismo que entraba en gran conflicto con las autoridades de Roma y después de su muerte, serían declarados herejes.
Otra fuente de reconocido prestigio, la tenemos en uno de los santos más importantes de la historia: San Agustín de Hipona (354-430), cuyo padre fue pagano y su madre cristiana, que fue uno de los más grandes defensores del cristianismo en su época. Cuando fue Obispo, luchó contra diversos movimientos muy arraigados en la Galia e Hispania, y después de un breve paso por la religión maniquea, pasó a dedicarse con todas sus fuerzas el cristianismo, utilizando la retórica como sistema para la defensa contra las sectas y movimientos paganos.
En una obra escrita a principios del siglo V nos explica sobre el Pez como símbolo cristiano: “Si se unen las cinco primeras letras de las palabras griegas Iesous Theou Yios Soler”, que en latín nos traduce como Jesucristo Hijo Dios Salvador, tenemos la palabra griega ICHTYS, es decir, Pez, palabra con la que místicamente se identifica con Jesucristo. Incluso en Emperador Constantino, también habló de Jesucristo y el Pez como símbolo cristiano. Estas son referencias documentadas de la utilización de este símbolo del Pez como alusión a Jesucristo y el cristianismo.

(continuará)

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