Administrar Leyes que se habían escrito varios siglos antes, no era nada fácil. Una Ley, prohibía a los judíos casarse con gentiles para evitar que adoraran dioses extraños, pero en los años de tumulto que habían pasado desde el regreso, muchos judíos se habían casado ya con mujeres gentiles. Después de muchas deliberaciones, Ezrá decidió que no le quedaba más remedio que ordenar a los judíos que estaban en esa situación, que se divorciaran de sus esposas. Habían cometido traición casándose con mujeres gentiles y habían añadido peso a los pecados de Israel, pero ahora, que dieran gracias a Yahvé y obedezcan Su voluntad separándose de sus mujeres.
El concepto que tenía Ezrá, era que el pueblo judío era sagrado y tenían que considerar que no vivían solos, sino entre otras gentes, por eso era tan importante crear un Estado religioso separado del Estado civil. El primero lo formarían los judíos, que se casarían entre ellos y serían la semilla sagrada. El divorcio de las esposas extranjeras, con el que muchos judíos estaban en desacuerdo, era una señal de los desafíos que aún estaban por llegar.
La Biblia solía hablar en metáforas y desde que Ezrá la hizo pública, la gente empezó a discutir violentamente su auténtico significado. Hay todo tipo de sociedades que traen desacuerdos y es normal que ocurra, sobre todo para gente que volvía del exilio, todos tenían su visión de lo que debía ser la sociedad una vez que volvieran a ella, pero precisamente porque eran gentes que volvían los ojos al hacia el pasado, que soñaban con el regreso, sus desacuerdos se convertían rápidamente en controversias sobre el libro que hablaba precisamente del pasado.
Acuerdos sobre las Escrituras y si esta traducción estaban en desacuerdo con ella, era una especie de estribillo en toda la época del exilio, Uno de los desencuentros más importante, lo suscitó un libro que se atrevió a desafiar el mensaje que transmitían los escribas que editaron la Biblia. La explicación de los escribas de la creencia judía, se basaba en la creencia de que Dios era justo, premiaba a los buenos y castigaba a los malos, pero un libro escrito después del regreso, decía que Dios no actuaba así en absoluto.
El protagonista del libro era un hombre justo y rico llamado Job, que sufrió una serie de catástrofes. Las cosechas le fueron destruidas por la sequía, sus ganados diezmados por la peste y sus diez hijos murieron. Luego, el propio cuerpo de Job, quedó destrozado por la enfermedad. Sentado a la vera de un camino, llorando por las pérdidas de todo lo que amaba, con un hábito de saco y cenizas, Job planteó una de las grandes preguntas de esta vida: ¿Por qué los perversos, los malos, prosperan mientras que los buenos suelen sufrir?, ¿por qué éstas malas personas a veces viven bien y mueren viejos y logran la prosperidad?. Ellos le han dicho a Dios: ¡Apártate de nosotros, no queremos seguir Tu camino!. Yo he rescatado a pobres que lloraban, a huérfanos a los que nadie quería ayudar. Los hombres arruinados y desesperados me bendecían y yo dediqué canciones al corazón de las viudas. Sin embargo, el horror ha pasado sobre mi y me ha despojado de mi dignidad como el viento, se ha desvanecido como una nube y ahora se me escapa la vida. He deseado el bien y sólo recibo el mal, esperaba la Luz y sólo veo la oscuridad, vago por el mundo en tinieblas lejos del Sol.
Parece reaccionar ante la idea de que hay un Dios Todopoderoso y bueno en quien podemos confiar de que premie a los buenos y castigue a los malos. Esa es la idea central de la mayor parte de los libros bíblicos y desde luego de toda la Historia bíblica. Job, reacciona diciendo sencillamente que esto no es así y que la realidad no se ajusta a que siempre Dios premie a los buenos y castigue a los malos. Job no esperaba recibir su recompensa por ser bueno después de la muerte.
Ya avanzado el siglo IV a.C., los judíos vivían la Biblia como un libro sobre su pasado, no sobre el futuro y pocos creían en la otra vida. Incluso los árboles tenían esperanza, pues si los cortabas volvían a brotar, pero el hombre cuando se agota y muere, cuando el ser humano se rinde, ¿dónde está?. El agua se evapora del lago, los ríos se secan y se vuelven a llenar con la lluvia y el hombre cae para no levantarse más. La filosofía de Job, fue un desafío crítico al judaísmo. Si no había premio por ser bueno ni castigo por ser malo ¿por qué molestarse en obedecer las Leyes de Dios?.
Fue una pregunta que todavía resultó más difícil de responder para los judíos, porque se presentó la ocasión de tomar una forma de vida completamente diferente, nueva y emocionante. En el siglo IV a.C., un pueblo muy notable invadió Oriente Medio: Eran los griegos, guiados por uno de los generales más notables en toda la Historia, se llamaba Alejandro Magno.
(Continuará)
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