Aporta: Hna. C.L.A.+

El
hombre debe considerar a la mujer como la versión de la naturaleza creadora
cuya moral se basa en el respeto por la vida.

Antiguamente
para aprender a ser una verdadera mujer era necesario recibir una Iniciación.
Tenía que entrar sola en el Templo del Puma y permanecer 7 días y 8 noches.
Recostada sobre una piedra, conocía y saboreaba la verdadera soledad. La
oscuridad más absoluta afrontaba su miedo a lo desconocido e inmersa en el
silencio más impenetrable buscaba conocer su verdadera naturaleza. Era una
batalla muy difícil. La lucha más dura de sostener no es aquella que se combate
con un adversario sino contra sí mismo.

Ahí,
donde no percibía el más mínimo ruido, comenzaba a escuchar los sonidos
emitidos por su cuerpo: Los latidos de su corazón, los sonidos sordos de los
pulmones, del hígado, del páncreas, del intestino, del estómago, de los
ovarios…

Cada órgano entonaba su propia música: Sonidos nunca antes
escuchados. En aquél retiro absoluto, a través de la meditación, la reflexión y
el análisis de toda su vida, la mujer vencía sus propios temores para averiguar
quién era verdaderamente y para qué había venido a la Tierra.

Aquella
que entraba en el Templo del Puma, salía preparada y consciente de su propio
poder y su propia fuerza. Pero para poder comenzar su Iniciación la mujer debía
primero superar una serie de pruebas para mitigar su carácter y por lo tanto
aprender, en el Templo, a controlar poco a poco el propio cuerpo y la propia
mente. Ahí dentro era asaltada continuamente por dudas y temores, debía
aprender a tener fe, porque quien no tiene fe en sí mismo está perdido.
Concentrada
sobre sí misma recorría desde el recuerdo todo lo que había hecho desde que
había llegado al mundo. Por primera vez en su vida se afrontaba y se juzgaba a
sí misma. Encerrada en aquel recinto la mujer debía aprender y atravesar la
puerta de la eternidad sin temores. Y si lo quería realmente lograba hacerlo.

Todas
las mujeres pueden, es solo cuestión de voluntad. Si quieres algo, entonces
puedes, basta simplemente que lo desees con todas tus fuerzas.

Pero si tu voluntad es débil y frágil, entonces no lo lograrás.
Una vez que hayas comprendido la potencia que reside en tu interior, podrás
alzar tu cabeza, mirar con amor y dulzura y accionar al mismo tiempo con
serenidad y determinación.

Aquellas
que entraban en el Templo del Puma aprendían a tender un puente, era una de las
pruebas que tenían que superar.

A
través de la mujer el hombre puede alcanzar lo Absoluto, por eso es tan
importante para ella direccionar su propia energía. Si logra tender ese puente
de energía, el hombre que lo recorrerá sabrá que ella es el camino capaz de
conducirlo a la divinidad.


(continuará)

Orden del Temple+++