Cuando una rama de los pueblos arios se estableció en la India hace unos 4.000 años, hallaron una población indígena de un nivel muy bajo de civilización y a los que a veces se refieren en su literatura nacional y sagrada con el nombre de “monos”. Pero estos negros indígenas, se habían fusionado en parte con una raza evolucionada que los dominaba, la cual debió llegar a la India hace unos 6.000 años, la cual logró crear varios focos importantes de una civilización tan avanzada como es muestra la que denomina Valle del Indo.
Las excavaciones son una inquietante incógnita que entra en el misterio de civilizaciones perdidas u olvidadas: pero los objetos encontrados en las excavaciones, parece indicar que ésta podría tener las creencias en una divinidad, que podría ser precursora del conocido Siva de tiempos posteriores hindúes, así como las representaciones de espíritus mágicos, malignos o sagrados con cuernos, que podrían darnos una pista respecto a los orígenes del respeto a las vacas sagradas en las regiones de la India y todo su misticismo zoológico.
Al llegar los arios a través de Persia, aportaron el sánscrito como idioma propio y sagrado, en relación a los pueblos ocupados, para los que es prohibitivo, pues en ese idioma se recitan los libros sagrados indoarios que son el Veda o conjunto de sabiduría transmitida.
Su preocupación por conservar la pureza de ideales y no mezclarse con los pueblos sojuzgados, se evidencia en la división de castas que imponen los arios en cinco niveles, cuyo orden jerárquico es:
– Brahamanes o sacerdotes
– Chatrias o guerreros
– Vaisyas o mercaderes, artesanos y agricultores
– Sudras o braceros
– Parias
Las cuatro castas que forman la sociedad indoaria, eran diferenciadas por marcas que se hacían en la frente con distinto rango y color. Los Brahamanes, imponían sus normas, pero su autoridad y privilegios acabaron por ser opresivos en tal manera, que ha hecho incubar siglo tras siglo una revolución espiritual de carácter filosófico liberador de las clases elevadas, mientras que en las vulgares, tendía al retorno de los dioses antiguos no olvidados, especialmente de Siva el destructor y Vishnú el conservador. Así, el monopolio brahamánico se veía obligado a hacer una serie de concesiones para subsistir, y una de ellas era la tolerancia de estos dos dioses junto con Brahma, en una trilogía compuesta por Brahma, como Dios creador, alma del Universo, invisible y espiritual; Vishnú, conservador de lo creado y Siva el destructor, en el sentido de morir para renacer, destruir para volver a crear, como una incesante transformación.
Hubo dos movimientos antibrahmanicos, como fueron el Jainismo y el Budismo, no sólo porque los creadores de estas doctrinas procedían de la casta de los guerreros, sino por sus normas de indiferencia a la clasificación racial. Del Jainismo, es de resaltar su proverbial amor y respeto a los animales, la clemencia y su renuncia a los placeres. El Budismo se revela con un afán de benevolencia universal de virtud y conducta recta, pero el budismo, no podía ser absorbido en el rígido sistema sacerdotal de los brahamanes, y aunque fue una doctrina que influyó en la India, necesitó salir de sus fronteras para triunfar, sobre todo en China.
(continuará)
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