Autor: Hno. A.L.+

Hermanos,
como habéis podido observar, me he detenido, quizá demasiado en las tareas de
fabricación del pan, y lo he hecho a conciencia, pues si un alimento tan humilde
requiere tal cantidad de trabajo y no fácil de realizar, cuanto de difícil
será, incluso para el Padre Celestial el hacer que todo el Universo “funcione”
tan increíblemente sincronizado. Supongamos que en las anteriores faenas,
resulta que el dueño del terreno no encuentra cuadrilla de segadores; el
estropicio es enorme, porque toda la labor se descompone retrasándose
peligrosamente el resto de faenas, con la probabilidad de una corta pero
intensa “gota fría”, de lluvia.
         De todo esto, hermanos, sacamos la
conclusión, de que si El Padre Celestial nos tiene a nosotros encomendados un
determinado quehacer en nuestras vidas, hemos de procurar ha
cerlo bien,
para que se cumplan Sus Planes en la
Tierra, bien sea nuestra labor sencilla o compleja y siempre
hacerla con cariño, humildad,…, y sin esperar recompensa. (Repasemos el
Non Nobis).Y de la misma manera que en las anteriores labores,
la falta de segadores crea un descontrol en la elaboración, nuestro
incumplimiento le crea al Padre Celestial “unos problemas en Su Gran Obra”.
         Vamos a ver algunos casos en los que
interrumpimos el Programa Celestial:
         1.- Cuando por nuestra causa
atropellamos, provocamos un
             accidente en la carretera. El que ha
fallecido “ya no podrá
             cumplir Plan que Dios le tenía
encomendado”. Y con él
            
todos los que iban en el coche.
         2.- Cuando cometemos un asesinato.
Idem,Idem.
         3.- Cuando nos emborrachamos y cogemos
el coche, con
              grandes posibilidades de matarnos
y/o matar a los demás.
         4.- Cuando un conductor hace un mal
movimiento, nosotros
             
nos enfadamos, la adrenalina nos sube y eso puede provocar
            
que cometamos un accidente, al descontrolarnos.
         5.- No contestar a las provocaciones
que nos digan al hacer
              un mal movimiento al conducir para no perder
la concentración
         6.- Evitar las discusiones, tanto en
casa como en los bares,
             
esas discusiones deriven en finales desagradables y ello
            
hace que dejemos de hacer actos agradables a Dios.
        
         Pero, aparte de lo anteriormente
expuesto más arriba y que se podría ampliar con otros hechos, existe otra
actuación más terrorífica que es la interrupción voluntaria del embarazo. Sobre
este tema se me viene arremolineando en la cabeza una serie de meditaciones que
no se ni como empezarlo:
1.-En primer lugar, esto no es un tema
jurídico, aunque debe estar 
         mínimamente regulado para no cometer
males mayores; es un acto de                 auténtica caridad cristiana y del amor al Padre
Celestial.
2.- La madre no es dueña del hijo que
lleva dentro. Su vientre
 no es ni más ni menos que un
lugar preparado por Dios 
para que se desarrolle esa nueva
vida humana hasta el 
momento de su nacimiento. La madre
no debe interrumpir el 
embarazo, pues como dije, ella no es, ni de mucho, dueña de esa nueva vida, y su deber es
que el niño salga bien.
3.- Ni siquiera en el caso de la
violación tiene justificación el 
aborto. La sociedad y el Estado,
deben ayudar a esa mu
chacha, para que esa vida, aun hecha de manera infame, nazca para cumplir el Plan del
Padre Celestial.

(continuará)

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