Sentimos
el mal como
una fuerza hostil.
En realidad ésta
no tiene ninguna
hostilidad con respecto a
nosotros; lo que ocurre
es que todo
lo que no
nos conviene nos
parece hostil. ¿Cómo no considerar
hostiles a elementos
que nos paralizan
o nos envenenan?.
el mal como
una fuerza hostil.
En realidad ésta
no tiene ninguna
hostilidad con respecto a
nosotros; lo que ocurre
es que todo
lo que no
nos conviene nos
parece hostil. ¿Cómo no considerar
hostiles a elementos
que nos paralizan
o nos envenenan?.
Todo lo que no
vibra en armonía
con nosotros, todo
lo que nos cierra
el camino y ensombrece
o estorba nuestra
conciencia, se nos
presenta como un
enemigo, lo cual es
normal. Pero si esta situación
llegamos a transformarla, este
elemento se convertirá
en una fuerza
para nosotros.
vibra en armonía
con nosotros, todo
lo que nos cierra
el camino y ensombrece
o estorba nuestra
conciencia, se nos
presenta como un
enemigo, lo cual es
normal. Pero si esta situación
llegamos a transformarla, este
elemento se convertirá
en una fuerza
para nosotros.
Podemos
remontarnos al principio
de la civilización,
y vemos como
el fuego, el
rayo, el agua
y viento eran
los enemigos del
hombre, el cual
luchaba contra ellos
y moría en
la pelea. El día
que empezó a
dominar todas estas
fuerzas, comprendió que no eran
sus enemigos sino
sólo cuando no
sabía controlarlas para
su utilización. Entonces,
¿por qué no comprender
que se puede
hacer lo mismo
con otras fuerzas
en la vida?. En
realidad el mal
encarna fuerzas muy
poderosas con las
que no sabemos
canalizarlas. Y, evidentemente, todo
lo que no
sabemos utilizar resulta
nocivo para nosotros. La
electricidad nos presenta
uno de los
mejores ejemplos de
lo que el hombre
puede hacer para canalizar lo
que, en estado
bruto, les destruiría
instantáneamente. Actualmente
se ha logrado
dominar y sacarle
un provecho.
remontarnos al principio
de la civilización,
y vemos como
el fuego, el
rayo, el agua
y viento eran
los enemigos del
hombre, el cual
luchaba contra ellos
y moría en
la pelea. El día
que empezó a
dominar todas estas
fuerzas, comprendió que no eran
sus enemigos sino
sólo cuando no
sabía controlarlas para
su utilización. Entonces,
¿por qué no comprender
que se puede
hacer lo mismo
con otras fuerzas
en la vida?. En
realidad el mal
encarna fuerzas muy
poderosas con las
que no sabemos
canalizarlas. Y, evidentemente, todo
lo que no
sabemos utilizar resulta
nocivo para nosotros. La
electricidad nos presenta
uno de los
mejores ejemplos de
lo que el hombre
puede hacer para canalizar lo
que, en estado
bruto, les destruiría
instantáneamente. Actualmente
se ha logrado
dominar y sacarle
un provecho.
Por
tanto, estudiando las
fuerzas que solemos
considerar como malas
nos damos cuenta
de que no lo
son, pues en la
naturaleza el mal
no existe.
tanto, estudiando las
fuerzas que solemos
considerar como malas
nos damos cuenta
de que no lo
son, pues en la
naturaleza el mal
no existe.
Tendríamos
que reflexionar sobre
lo que hace
la Tierra, a
la que se le echa
todo tipo de
suciedades, todo tipo
de deshechos y
ella los recibe
como una materia
preciosa que transforma
en plantas, flores y en
frutos. Y el carbón ¿cómo
se ha convertido
en carbón?…..¿Y el petróleo?…….¿Y las
piedras
preciosas?…….Entonces,
si la Tierra
y ciertos Iniciados
poseen esta sabiduría, si Dios
también posee esta
sabiduría puesto que Él
no quiere destruir
el mal, ¿por qué
no intentar poseerla
también nosotros?.
que reflexionar sobre
lo que hace
la Tierra, a
la que se le echa
todo tipo de
suciedades, todo tipo
de deshechos y
ella los recibe
como una materia
preciosa que transforma
en plantas, flores y en
frutos. Y el carbón ¿cómo
se ha convertido
en carbón?…..¿Y el petróleo?…….¿Y las
piedras
preciosas?…….Entonces,
si la Tierra
y ciertos Iniciados
poseen esta sabiduría, si Dios
también posee esta
sabiduría puesto que Él
no quiere destruir
el mal, ¿por qué
no intentar poseerla
también nosotros?.
Desde hace
millares de años
los humanos suplican: “Señor Dios, ¡aniquila el mal¡” Pero
Dios se rasca la
cabeza, sonríe y
dice:”¡Pobres!. Cuando
comprendan que el
mal es necesario, dejarán de
suplicar”. Pero, hasta entonces, ¡cuantas oraciones!. Se
debe rezar, claro que
sí, pero he
aquí lo que se
debe pedir: “Señor Dios, enséñame
como has creado
el mundo, cómo
entiendes Tú las
cosas……dame este entendimiento, esta
sabiduría, esta inteligencia
para que pueda,
como Tú, estar
por encima del
mal, con el
fin de que
no me alcance,
sino que sea
capaz de servirme
de él para
realizar grandes cosas”.
millares de años
los humanos suplican: “Señor Dios, ¡aniquila el mal¡” Pero
Dios se rasca la
cabeza, sonríe y
dice:”¡Pobres!. Cuando
comprendan que el
mal es necesario, dejarán de
suplicar”. Pero, hasta entonces, ¡cuantas oraciones!. Se
debe rezar, claro que
sí, pero he
aquí lo que se
debe pedir: “Señor Dios, enséñame
como has creado
el mundo, cómo
entiendes Tú las
cosas……dame este entendimiento, esta
sabiduría, esta inteligencia
para que pueda,
como Tú, estar
por encima del
mal, con el
fin de que
no me alcance,
sino que sea
capaz de servirme
de él para
realizar grandes cosas”.
(continuará)
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