El cáliz, ya en tierras hispánicas, fue trasladado a Huesca, donde perduró once siglos. Se dice que permaneció algún tiempo en los monasterios de Jaca, uno de los Templos románicos más antiguos, Yebra y San Pedro de Sirena. Los archivos de la Corona de Aragón guardan testimonios de la entrega del cáliz por San Lorenzo y de su custodia en Huesca. En el año 711, las invasiones musulmanas pusieron la copa nuevamente en peligro y el Obispo oscense de la época, Audaberto, decidió ponerlo bajo resguardo y se refugió en los Pirineos con el Grial. Finalmente, recaló en el monasterio de San Juan de la Peña, provincia de Huesca. El Templo estaba ubicado en un sitio, donde antiguamente vivía el ermitaño Juan de Atarés.
El monasterio, como todos los del Norte de España, se construyó como una fortaleza, ubicado en un lugar bastante inaccesible. Los gruesos muros, descienden por acantilados o precipicios y para acceder a él, hay que sortear cañadones y barrancos. La presencia del Grial en este lugar la testifica un documento fechado en 1.134. En este convento, el cáliz permaneció hasta comienzos del siglo XV, reverenciado por los aragoneses. Otra de las razones históricas parecen evidenciar la presencia del símbolo sagrado en ese enclave, por ejemplo, allí se fundó una Orden de caballeros aragoneses muy similar a la de los Templarios, con el fin de luchar contra las tropas infieles. También se hallan importantes personajes de la época enterrados en ese lugar, lo que permite creer que era considerado un lugar santo. Incluso, se guardan en el monasterio interesantes libros que postulan que los personajes del libro de Chrétien de Troyes, se basan en verdad en antiguos reyes de Aragón.
En el año 1.399, el rey de Aragón Martín I el Humano, pide el Grial para que esté presente en el Palacio de la Aljaferia en Zaragoza, durante la jura de sus fueros. Poco después de este hecho, el monasterio de San Juan de la Peña es destruido completamente, salvándose el cáliz una vez más. Permanecerá en Zaragoza durante 38 años, hasta que en 1.437, durante el reinado de Alfonso V el Magnánimo y por deseo de éste, es trasladado definitivamente a la Catedral de Valencia.
El cáliz que se conserva en Valencia es una copa de forma semiesférica y con un diámetro de 9 centímetros. Se le han añadido en la Edad Media una estructura de oro con sos asas que lo unen. El material del cáliz es ágata de color rojo.
Se le ha sometido a diversos estudios, que corroboran su datación en una época comprendida entre en el siglo IV a.C. y el 1 d.C. Podría haberse construido en la zona de Palestina o Egipto, todo lo cual parece confirmar la coincidencia en tiempos y lugares con los del cáliz original. Sin embargo, estos únicos datos, no podrían asegurar totalmente su autenticidad.
(continuará)
Copyright. Todos los derechos reservados. Orden del Temple.