La Asamblea de Jerusalén (continuación)

Se enfrentaron Pablo, Bernabé y otros miembros de la Comunidad de Antioquia, con Santiago, Pedro y los cristianos de Jerusalén, considerada la Iglesia Madre, la cual estaba compuesta por cristianos convertidos del judaísmo, que seguían fielmente todos los preceptos y reglas de la Antigua Ley. La disputa fue en aumento agriándose y fue necesario invocar el arbitraje de los apóstoles y ancianos. La razón de que el tema se plantease y discutiese en Jerusalén, parece obvia. Allí enseñó y murió el Señor y además, la autoridad de la Comunidad de Jerusalén estaba reforzada por la presencia de los apóstoles. Por esta misma razón, parece lógico que Pablo, que no había conocido personalmente a Jesús y a quienes algunos judeo-cristianos no consideraban apóstol, quisiera justificar su misión en su encuentro con los apóstoles.

Sin embargo, por lo que se ha llegado a conocer, la mayoría de los apóstoles no estuvieron presentes en el encuentro, no por desconsideración, sino porque se encontraban ya en la diáspora anunciando la Buena Nueva. San Pablo menciona a los que considera como columnas: Pedro y Juan, a los que añade a Santiago, hermano del Señor, que aunque no formó parte de los doce apóstoles, era el Jefe de la Iglesia de Jerusalén. ¿Qué se discutió y aprobó en esa Asamblea?. En realidad, hay algunas diferencias en los textos en que se trata el tema. En los Hechos de los Apóstoles, la actuación de Pedro aparece preponderante y decisiva en la deliberación, ya que en medio de la discusión, Pedro se levantó y aludió a la conversión de Cornelio y los suyos, que habían recibido la efusión del Espíritu, tal como la habían recibido los provenientes del judaísmo, demostrando que no existía diferencia alguna entre ellos: “¿Por qué provocáis a Dios, imponiendo a esos discípulos una carga que ni nosotros ni nuestros padres han tenido fuerzas para soportar?”.

Tras a aprobación de la Asamblea, que aceptó los argumentos de Pedro, aunque contradecían las prácticas que tan fervorosamente defendían, Pablo y Bernabé contaron los prodigios y milagros que Dios realizaba entre los paganos. Se aprobó una solución aparentemente conciliadora, que de alguna manera satisfacía las pretensiones de los judíos.

En las Comunidades compuestas por judíos y paganos convertidos, estos últimos, aunque no estaban obligados a seguir la observancia de la Ley, evitarían los actos desagradables a los judíos de forma que con estos sacrificios mutuos, se conservaba la unidad moral de la Comunidad.

La carta a los Gálatas, presenta sin embargo otra conclusión y era que los convertidos de origen pagano y Pablo, al llegar a las ciudades de sus recorridos, se dirigía en primer lugar a predicar a las Sinagogas antes de hablar a los paganos. Esta Asamblea, no fue un Concilio en el sentido posterior. No se trató de una reunión de los pastores de ls diversas Iglesias locales, porque entonces no existían esas Iglesias ni esos pastores representantes de Comunidades concretas. Pero si fue una reunión excepcional de las autoridades más importantes del momento, con el propósito de abordar un problema serio que enfrentaba a las Comunidades existentes y decidir las resoluciones que les pareciesen más apropiadas. En ellas encontramos el mecanismo que se repetirá a lo largo de los siglos, cuando la Iglesia esté extendida por el mundo: Sus responsables se reunirán para estudiar los problemas y dificultades existentes y tratarán de llegar a un acuerdo que sea asumido por todos.
Mosaico de Santa Prudencia en Roma. Cristo en Majestad, tiene a Su izquieda a Pedro y la
Iglesia de los Hebreos y a a derecha Pablo con la Iglesia de los Paganos. Es uno de los mosaicos paleocristianos más antiguos conservado hasta nuestros días.
(Continuará)
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