Es importante
recalcar que las peticiones a los Genios requieren cierta dosis de rigor y de
lógica, teniendo en cuenta que todo deseo o anhelo comunicado a la Divinidad ha
de obtener su respuesta un día u otro porque así está establecido. 

Por ejemplo
imaginemos que una persona con vibraciones muy bajas (porque fuma demasiado, se
droga, porque es codiciosa, etc..) decide, porque posee cuatro conocimientos,
abrir un centro de meditación o una escuela esotérica para impartir estos
conocimientos y de paso hacer un buen negocio, y que solicita para ello la
ayuda de sus Genios tutelares, o bien de los Genios que se ocupan de proporcionar
éxito en las empresas. Puede ocurrir que la llamada -sobre todo si es intensa y
repetida- obligue a las entidades angélicas a desembarcar en los aposentos
internos de la persona en cuestión. Y entonces lo superior se comerá
literalmente a lo inferior, lo disolverá desequilibrando la salud de la persona
aludida, su estructura se derrumbará hasta que comprenda que sus problemas
nacen de su falta de coherencia. Y tal vez le cueste entender porqué,
dedicándose a la espiritualidad (aunque a tiempo parcial) su salud es tan mala
y las cosas le van tan mal.

Por otra
parte, si se acude al Genio de la prosperidad para pedirle que nos toque la
lotería y ello no entra en nuestro programa para la presente vida, nada
lograremos. En cambio, si en vidas pasadas hemos dado a los demás nuestros
valores, materiales, emotivos o mentales, es muy posible que la experiencia de
la prosperidad económica sí esté inscrita en nuestro programa, de forma natural
(por nacer en una familia con muchos medios), o a través de la suerte en el
juego, por ejemplo. En este caso, el Genio sí podrá atender la petición.

Orden de Sión+++