Acto seguido,
intentemos hacer un recuento de las personas que nos rodean para saber si una de
ellas necesita este tipo de ayuda. No resulta nada difícil encontrarla porque
las gentes sin ilusiones que en vez de ser, simplemente están, pululan por
todas las esquinas. Pensemos en una conocida en concreto (llamémosle Juana) y
empezemos a diseñar una estrategia para brindarle la ayuda que creemos necesaria.

En efecto, hace falta cierta estrategia porque no podemos llamar de repente a
esta persona y decirle que le vamos a dar una receta para que salga del tedio en
que está sumida. Podría interpretarlo como una intromisión en su vida privada o
como una muestra de suficiencia por nuestra parte. Además, recordemos que el Cristo
dijo en cierta ocasión, cuando una mujer le requería desde su casa a lo lejos
para que curara a su hijo enfermo, que había que esperar a que el otro hiciera
la mitad del camino. El Cristo esperó a que la mujer, en un acto de voluntad e
iniciativa propia, saliera de su casa y se dirigiera hacia Él. Y cuando la
mujer había recorrido la mitad de la distancia que la separaba del Maestro,
éste le indico que podía volver con su hijo, porque ya estaba curado. Con ello
no nos estamos comparando con el Cristo (jamás tendrémos esa osadía), sino que
intentemos, en la medida de nuestras posibilidades, adoptar las mismas pautas, e imitar
sus métodos.

Pero ¿cómo
lograr que una persona se acerque a nosotros sin que se le sugiera directamente?. Pues muy sencillo, a través de la plegaria y la meditación, dirigiéndonos a su
alma, mucho más receptiva que el cuerpo, ya que está despojada de máscaras y
prejuicios de todo tipo. Tras rezarle a DANIEL, le comunicamos que si nos considera
aptos para ayudar a la persona en cuestión, y se lo transmita a su alma de manera
que físicamente ella encuentre algún motivo o excusa para ponerse en contacto
con nosotros. Sólo nos queda esperar a que todo ello surta efecto, cosa que no dudamos.

Transcurridos pocos días, Juana, probablemente, nos llamará diciéndonos que se había acordado de nosotros y
que le apetecerá mucho vernos, y es  evidente que su llamada era
una respuesta a la que nosotros le enviamos a través del Genio DANIEL. Juana vendrá a
vernos y nos contará que estaba muy desmotivada por el problema que fuere. Le hablaremos y juntos razonaremos y comprenderemos el por qué de sus disgustos.
Intentaremos como puede descubrir horizontes para ella inexplorados y sugerirle
nuevas actividades. Finalmente, nos despediremos, y seguramente ya parecerá ser otra
persona. Habrá descubierto aspectos de si misma que ignoraba por completo y se
llevó con ella la semilla de nuevas ilusiones que deberá encargarse de hacer
fructificar. Le daremos mentalmente las gracias a DANIEL por haber escuchado nuestra plegaria y por habernos permitido cristalizarla con tanta eficacia y rapidez. 

(continuará)

Orden de Sión+++