Portada
Como sucesor de la Basílica-Catedral visigoda y mozárabe, vino a levantarse este templo, declarado en 1.904 monumento nacional en España. Es Colegiata insigne desde 1.479, bajo su fundador el arzobispo Carrillo y reedificada por el cardenal Cisneros a finales del siglo XV.
Hoy sabemos, que los hermanos Antón y Enrique Egas, fueron los maestros encargados de ejecutar la obra mandada por el cardenal Cisneros a partir de 1.497. La planta de la iglesia, es una reducción de las soluciones vistas en la catedral de Toledo, lo cual no debe extrañar, ya que Cisneros era arzobispo de aquella ciudad y los Egas habían trabajado en ella conociendo muy bien el modelo. La mejor prueba de esta dependencia la ofrece la girola, que con la distribución de sus tramos, donde alternan espacios de planta triangular con otros cuadrangulares, demuestran la influencia ejercida por los grandes prototipos arquitectónicos de su entorno inmediato.
La Magistral de Alcalá, llamada así desde que León X le concedió este título a la iglesia, dada la exigencia de que sus canónigos fueron doctores, debía estar muy avanzada en 1.509, pues por una carta de obligación que con esta fecha se firma entre el Cabildo y Cisneros, conocemos que el cardenal había “constuído y reedificado esta Iglesia Collegial e otras obras, e agora manda hazer retablo, coro, sillar, vidrieras e rejas muy insignes e ansi mesmo, manda hazer claustro, sacristía, capitulo e muchas buebas obras”.
Tres años más tarde, se dice que se terminará lo que faltaba “muy presto y hase adornado tanto la yglesia en alçarse los estribos de vra. Señoría Rma. holgará mucho en vella, porque agora parese yglesia y hasta agora no parescia sino hermita”.
Nave
La iglesia es de tres naves, con capillas entre contrafuertes, crucero y girola. Su exterior, sufrió una fuerte restauración a comienzos de nuestro siglo, debida al arquitecto Luis Cabello, si bien, por fortuna, quedó intacta la portada de los pies que es una excelente muestra del arte castellano entorno al 1.500, en el que se trenzan elementos góticos, renacientes y mudéjares en su molduración. Del diseño gótico, emerge un alfiz escalonado que enmarca el copete isabelino, el cual proteje dos escudos de Cisneros que flanquean la catedral de Toledo. Un mismo tema plateresco se repite a lo largo de la embocadura de la portada, corriendo paralelo un cordón franciscano que nos remite a la orden religiosa a la que perteneció Cisneros.
El interior, ofrece una larga restauración tras los daños sufridos en la guerra civil española de 1.936, habiédose perdido el coro instalado en la nave mayor. Entre las obras a destacar, se encuentra el sepulcro del canónigo Gregorio Fernández, abierto en forma de arcosolio en el muro de la girola, con decoración plateresca. Desde la propia girola, se accede a la cripta de los Santos Niños Justo y Pastor, cuyas portadas se labraron después de haberse recobrado sus reliquias en 1.568. Sobre la cripta, se alza una hermosa reja gótico-renacentista debida al maestro Juan Francés. Bajo el ara del altar mayor, reposan los restos de San Diego de Alcalá.
Reja gótica
Desde la nave de la epístola, se llega al claustro de recias proporciones, mandado construir por el canónigo Lorenzo Asensio de Osalay, cuya construcción data de la primera mitad del siglo XVII y su severo estilo entronca con el arte de Francisco de Mora. La Sala Capitular, cuenta con frescos atribuídos a Escalante.
Torre y claustro
A este mismo siglo XVII, pertenece la torre a los pies de la iglesia, con una recia caña ciega, dos cuerpos de campanas y un airoso chapitel. Cabe destacar dentro de los tesoros que aún guarda, hay un cáliz gótico que dicen perteneció al cardenal Cisneros y la famosa custodia de plata con viriles aúreos de las Sagradas Formas incorruptas. También hay importantes tallas y pinturas, destacando entre éstas últimas, el lienzo de la Pentecostés, firmado en 1.679 por Antonio van de Pere.
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