8)     El
Rosario, el arma más eficaz.
 También es la más potente para conseguir la
paz, dice María, y “por esta cadena bendita que une Cielo y Tierra, me hace
Madre de Misericordia, Paloma de Reconciliación, Cena de la Justicia Divina y obtendrá una
intervención radical del  Cielo, que
podrá fin a los males de la humanidad”.
Dice también
a la vidente de Kierizinen: “A cada palabra del Rosario, Jesús deja una gota de
Su Sangre sobre el alma del perdón, ya que el Rosario meditado, es un arco Iris
de paz que sube sin cesar hacia el Cielo, como una guirnalda de rosas que une
vuestros corazones de niños a mi corazón maternal, es la única arma contra las
armas. “Es una diadema real, que ponéis sobre mi frente, renovando así un gesto
filial que proclama mi realeza; gesta tan dulce a mi corazón y al de mi Hijo,
que hizo derramar potencia, sabiduría y amor de la Santísima Trinidad,
en un triple río de gracia sobre la
Tierra entera. En lo largo de los siglos, varias veces el
mundo ha sido salvado por el Rosario. Queréis ganar todas las victorias. ¿Es el
campo de batalla como los del amor que deshiela los corazones?. Entonces, rezad
el Rosario”.
El Rosario
es el potente arma de combate de las batallas espirituales de los últimos
tiempos; arma victoriosa sobre todos los ataques y trampas del demonio. Es
extraordinariamente eficaz y asociado a la Palabra, que es Espíritu y Vida del Verbo, es el
arma universal soberana de los Dos Corazones unidos.
María nos da
un Arcano precioso: “Cuando rezáis, pensad firmemente que es Dios quién actúa a
través de vosotros, que se expresa por vosotros y vuestras oraciones llegarán a
ser extraordinariamente eficaces”.
Para conocer
a fondo el secreto del Rosario, hace falta meditar el Secreto de María, de
Grignion de Montfort, y descubrir por qué está constituido de 153 Ave María,
como los 153 peces de la Pesca
milagrosa; de 16 Padre Nuestro y 15 decenas. Es un arma extraordinaria, para
abrir camino al Conocimiento, a la
Sabiduría, a la santificación y a la Transmutación.
                                    
Conclusión: El
Apocalipsis Marial, no lleva símbolos, ni imágenes esotéricas, ni parábolas.
Está sin velo alguno, en lenguaje directo, claro y luminoso. Es
extraordinariamente rico, vivo y profundo, y al mismo tiempo, en relación
directa con el Apocalipsis de Cristo a Juan. Es por consiguiente, una guía
segurísima para desvelar éste último.
Non Nobis
Domine

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