Jesucristo nos enseña, que el amor a Dios se verifica por el amor a los pobres. Más aún, y esto es lo más importante y original de Su Evangelio. Él mismo se identifica con los pobres. Lo que hacemos o dejamos de hacer a los pobres, a los hambrientos, a los desnudos, a los encarcelados, lo hacemos o dejamos de hacer con el propio Jesucristo. La indiferencia ante el pobre, sanciona la pretendida fe en Dios.
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