No podemos negar, que la causa de todos nuestro fallos es nuestra frialdad en el amor. Si de verdad le amáramos ¡qué fácil se nos haría todo!. Podríamos decir: “¿Quién nos separará del amor de Cristo, la tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada?…..