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Los Misterios De La Hacienda De Torrijos (II)
Publicaciones Orden del Temple - Lugares de Poder
Escrito por María de Aquitania   
Jueves, 12 de Enero de 2012 00:00

NUÑO GONZÁLEZ DE LARA, EL BUENO

Nuño González sirvió a Fernando III el Santo, del cuál recogió la hacienda de Torrijos tras la reconquista de Sevilla, sitiada por el mundo mozárabe. Tras la reconquista, y debido a los repartos de Andalucía, recién conquistada, las campañas contra Navarra fueron suspendidas al producirse una sublevación de algunos nobles castellanos dirigidos por el infante Don Enrique y por Don Diego López de Haro, que ofrecieron sus servicios a Jaime I de Aragón. La sublevación de Enrique puede relacionarse con antiguas desavenencias entre los hermanos, agravadas por la forma en que se llevó a cabo el reparto andaluz; Enrique fue uno de los menos favorecidos en relación con su categoría y parte de sus bienes fueron confiscados por Alfonso X en 1.254; al mismo tiempo, Enrique se consideraba y pretendía actuar como jefe natural de la nobleza castellana y se veía relegado en sus aspiraciones por Don Nuño González de Lara, hombre de confianza de Alfonso X a quien éste había dejado al frente de Sevilla y había concedido las rentas reales en Burgos y en La Rioja.

A la muerte de Enrique I, los Lara apoyaron a Alfonso IX de León, contra Fernando III, el cuál contaba ahora con los apoyos de la familia Haro, contrarios de la casa de Lara, ya que competían ambos por los favores reales.

Asentado el poder de Fernando, los Lara contrarrestaron el poder de sus antagonistas alineándose al lado del heredero Alfonso, y cuando éste llegó al trono, los Haro pasaron a dirigir la oposición nobiliaria en un juego de alternativa fielmente respetado. Las expediciones militares contra los musulmanes suavizaron o aplazaron las tensiones entre las dos familias, cada una de las cuales buscará su presente y su futuro en la privanza del rey o, sino es posible, en la del heredero: Los Haro siguieron al lado de Fernando III y los Lara formaron parte del séquito de Alfonso X y llegaron al poder con él desplazando a los Haro.

Debido a estos acercamientos asentados de la casa de Lara hacia Alfonso IX, Nuño González de Lara, el Bueno, se casó con Teresa Alfonso en 1.259, hija de Aldonza Rodríguez da Silva, y del rey Alfonso IX, aunque esta hija era fuera del matrimonio, pues el rey Alfonso IX se casó por dos veces, aunque tuvo 5 amantes que le otorgaron hijo. Aldonza Rodríguez da Silva era la cuarta. De esta unión entre Alfonso IX y Aldonza Rodríguez da Silva nacerá también Pedro Alfonso, XIII Maestre de la Orden de Santiago.

Su hijo, Don Juan Núñez de Lara, en pos a los acercamientos con el rey Alfonso X, el cuál apoyaba la cruzada del rey san Luis,  fue a la Segunda Cruzada, como representación de Castilla, bajo el mando de Garibay.

A pesar de los favores recogidos por el rey Alfonso X el Sabio, Nuño González de Lara el Bueno en 1.270 lideró una alianza de nobles contra el rey. Juan Núñez el Mayor, hijo de Nuño González el Bueno, Señor de Albarracín, opuesto a la coronación de Sancho IV, huyó a Francia, pero luego se unió al rey. Juan Núñez encabezó varias rebeliones contra Alfonso XI. A consecuencia de la división de su reino, por la rebelión de su hijo Sancho, el Rey Alfonso X sumió a su gobierno en un revoltijo económico: Subió el precio de los alimentos de primera necesidad y los impuestos se hicieron completamente impagables. Este trastorno económico se hizo notar, como siempre ocurre, en el pueblo llano. Y hubo tanto malestar por aquel tiempo que incluso su hermano Felipe se volvió contra él y se hizo partícipe de las pretensiones de Don Nuño González de Lara, que exigía al monarca la celebración de Cortes.

MARÍA ALONSO CORONEL Y GUZMÁN EL BUENO

“Para seguir la línea dinástica de posesión de la hacienda, nos vemos obligados a revisar la obra de P. Espinosa de los Monteros, titulada “Historia Antigüedades y Grandeza de Sevilla”, en la que nos informa que la dama Doña María Alonso Coronel al casarse con Alonso Pérez de Guzmán, llevaba como dote la mitad de Torrijos, heredada por su padre.” Esto era lo expuesto por el libro recogido de la hermandad de Torrijos en relación al siguiente heredero de la hacienda, tras Nuño González de Lara.

Este Alonso Pérez de Guzmán, sería reconocido posteriormente como Guzmán el Bueno, el iniciador de la afamada casa Medina Sidonia, de gran importancia en nuestra investigación como más adelante se verá. Su historia se halla pululada de actos nobles, como servir fielmente a su rey Alfonso X, hacer pactos con el marroquí Abeyuzuf, al que sirvió, con la condición de no atacar a ningún ejército cristiano, y también consiguió en 1.282 conseguir los favores del ejército árabe para el enfrentamiento que mantenía Alfonso X con su hijo Sancho IV. El rey lo recibió en Sevilla con grandes honores, Donde casó con Doña María Alonso Coronel. La importancia de este recibimiento en Sevilla, que acuña su casamiento y su acercamiento con esto a la hacienda de Torrijos es debido a las profundidades personales del rey Alfonso X el Sabio. Éste tenía una especial vinculación por lo exotérico y griálico. Era descendiente de Leonor de Aquitania, de la familia de Plantaganet. Una de las acciones religiosas más famosas del monarca fue llegar a prohibir las cofradías religiosas, ya que eludieron sus bases religiosas, y sus votos de pobreza, convirtiéndose más al culto pagano que al religioso.

Pero nos sorprendió en gran manera, su vinculación con el Temple, la cuál se halla más explícita en una carta dirigida a la propia Orden, donde se queja del anterior Gran Maestre, el cuál le traicionó, al ponerse en  favor de su hijo Sancho, el cual luchaba contra su padre Alfonso X, aunque también aclara que presenta sus grandes respetos por la otra parte del Temple, que sí le fue fiel, encabezada por los caballeros Don Juan Fernández Gay y Don Pay Gómez Barreto. Esta carta fue narrada el ocho de marzo de 1.283 desde Sevilla misma, año también señalado, ya que el rey cede a la Orden Templaria un castillo del poblado de Fregenal, el cuál había sido extremeño hasta el 1.253 que por decreto suyo pasa a la pertenencia de Sevilla. También existe un libro del ajedrez, perteneciente al rey español, donde dos caballeros Templarios juegan ante un tablero, tal vez estos dos Templarios fuesen los nombrados Don Juan Fernández Gay y Don Pay Gómez Barreto.

Alonso Pérez de Guzmán volvió a África, Donde antes batalló, junto con Abeyuzuf, pero éste moriría prontamente, y volvería a su tierra natal, Castilla, para servir al nuevo rey Sancho IV, el cuál le encargaría reconquistar Tarifa, y su fortificación mantener, empresa que le obligó a luchar contra el futuro rey Don Juan, hermano de Sancho IV, el cual, raptó al hijo de Guzmán, y lo entregó a los árabes que acompañaban al rey cristiano, con la condición de entregar la ciudadela de Tarifa, o perder a su hijo. Guzmán contestó que “No engendré yo hijo que fuese contra mi tierra”, y arrojó un cuchillo al suelo. Este hecho le costó la vida de su hijo, pero no perdió Tarifa. También en años de hambruna abrió las paneras de su casa, para dar pan a los pobres. Por estos hechos, y el apellido del padre de su esposa, se ganó el sobre nombre de “el Bueno”.  Pero el hecho más destacado en este personaje es su vinculación al culto de la virgen de Regla, de Chipiona, de la provincia de Cádiz, ya que no sólo Alfonso X el Sabio era un ferviente del culto, sino que Guzmán el Bueno fué el que construyó el templo que hoy la guarda. Este hecho es de reseñar, pues muestra el grado de acercamiento que ambos tuvieron con la Orden Templaria, pues ésta adoraba a las vírgenes negras, dentro de un contesto esotérico muy profundo y pagano, pues representaban estas imágenes a la Magdalena y no a la virgen María.

La hija de Guzmán el Bueno, Leonor de Guzmán se casará con un biznieto de Alfonso X el Sabio, Luis de la Cerda. Luis de Cerda era hijo de Alfonso de Cerda, nieto de Alfonso X el Sabio, casado Alfonso de Cerda con Mahalda de Carbona, población dominada también por la Orden Templaria.

El padre de Alfonso de Cerda, Fernando de Castilla, hijo de Alfonso X el Sabio, se casó con Blanca de Francia, nacida en 1.253 en Jaffa, Palestina, hija de Luis IX de Francia (San Luis) y de Margarita de Provenza. Aquel rey francés, a recordar que recoge en su palacio a Juan González de Lara, hijo de Nuño González de Lara el Bueno, primer dueño de Torrijos, tras la Segunda Cruzada que él encabezó a tierra santa con los apoyos de Alfonso X el Sabio.

Guzmán el Bueno construiría un monasterio sobre una edificación visigótica, ubicada en Santiponce, a unos siete kilómetros de la hacienda de Torrijos, Donde se halla también las ruinas itálicas romanas. Esta construcción es debida a que en este lugar se halló el cuerpo del fallecido obispo de Sevilla, San Isidoro. Por el culto refrendado al Santo obispo, Guzmán el Bueno edificaría un monasterio, el cuál también será el sepulcro tanto suyo como de su esposa María Alonso Coronel. En vida, Guzmán dejará el monasterio en manos de la Orden del Cister, de la que posteriormente hablaremos.

Como se ha visto, Guzmán el Bueno y los dueños de Torrijos han estado muy pegados a los reyes Alfonso IX y X. Debido a esto, fueron como se ha dicho, enemigos de Fernando III el Santo, el cuál se hallaría muy aliado a la Santa Inquisición; creada por Domingo de Guzmán en el año 1.216, con su Orden, los Dominicos, movido por su odio a las herejías, persiguiendo a muerte a todos aquellos que no aceptaran las creencias dogmáticas de Roma. Esta Inquisición ya había comenzado a perseguir por herejía a la Orden del Temple. Debido a esto, son muchos los rumores que cuentan que la muerte de Guzmán el Bueno no fue debida a un enfrentamiento más contra los herejes sarracenos, si no que el propio rey mandó a matarlo por su conocida pertenencia a la Orden Templaria, obedeciendo así los mandatos inquisitoriales.

Si esto fuera cierto, pensamos que el rey Alfonso X el Sabio tendría en su biografía unos datos que tal vez nos ayudasen a desvelar el secreto de la hacienda de Torrijos, pues los acercamientos a la Orden Templaria de Torrijos fueron encabezados por su persona. Repasar la biografía del afamado rey, creo que sería innecesaria, por ello nos centramos únicamente  en los datos, en este caso esotéricos, que unían al rey Alfonso X el Sabio con los Templarios.

Sabemos que la Orden Templaria fue la que inició la primera cruzada, entrando en las caballerías del templo del rey Salomón. De allí recogieron algo, de gran valor, que cambiaría el mundo. Debido a esto, fueron muchos los reyes que veneraban a la Orden del Temple, mas ésta en su afán de conocimiento, tal vez movido este afán por lo descubierto en Jerusalén, tuvieron una relación muy estrecha con los gnósticos, judíos, mozárabes… Debido a esto, la Inquisición los persiguió por herejes.

Alfonso X el Sabio, a través de su vida nos ha dejado reseñas que nos indica que también él estuvo muy cercano a los conocimientos considerados heréticos, posteriormente, por la Inquisición.

Alfonso X mandó traducir el “Libro de la escala de Mahoma”, una serie de visiones del profeta árabe. Esta traducción al castellano se perdió, aunque actualmente se conoce por la versión latina o francesa. Se vio también atraído por el esoterismo árabe y judío, y figuraba en su biblioteca el Bonium o Libro de los bocados de oro, es también versión de una obra árabe de Ibn Fâtik, que recoge textos de Diógenes Laercio. Ofrece sentencias apócrifas desde el profeta Sed y Hermes hasta Gregorio, Galieno y otros filósofos no identificados. Debido al interés del rey por la astrología, le puso en contacto con sabios judíos y árabes, de quienes aprovechó sus traducciones latinas o encargó nuevas versiones romanceadas. Con ellas elabora textos como el Libro del saber de astrología, colección de tratados sobre temas astronómicos, o el Libro de la ochava esfera.
También es de destacar que como aliado tuvo al Gran Maestre de la Orden de Santiago, Orden que posteriormente sería una de las protectoras de la Orden del Temple, tras su persecución y eliminación por la Inquisición.
También escribió tratados sobre instrumentos de medición o unas Tablas astronómicas, pues su objetivo era descubrir el porvenir -astrología judiciaria-.

Por ello consultaba a sus estrelleros al tomar decisiones, lo que le valió el recelo y desconfianza de clérigos e intrigantes cortesanos. Se acercó a temas relacionados con la magia, en su Libro de las formas et de las imágenes o en su versión, parcialmente conservada, del Picatrix árabe.
Su mayor prestigio lo debe, con todo, a las obras historiográficas: su Estoria de España y su Grande e General estoria.

Otro de los libros que nos llamó la atención fue  la Estoria de España conservamos dos versiones: de 1.272 -versión regia- y 1.283 -versión crítica-, aproximadamente. Incluye una primera parte de historia primitiva y romana; una segunda, de historia bárbara y gótica; una tercera, del reino asturleonés, y una cuarta, del castellanoleonés.
Para su composición se usaron obras muy diversas, como las crónicas de San Isidoro a Jiménez de Rada, o la Farsalia de Lucano.

Mas la gran obra de Alfonso X fue la Grande e General estoria, ambicioso intento de una historia universal.
Para su elaboración, partió de una Biblia, en la que intercaló sucesos históricos de las fuentes más heterogéneas: desde la Historia Regum Britaniae hasta las obras de materia clásica o pagana. Se interrumpió en la sexta parte, en la genealogía de la Virgen María.

Por último, encontramos también que usó la Svástica o cruz gamada, debido a sus relaciones con el esoterismo judío y árabe, simbología arcana y pagana del mundo prerromano, como la cultura celta, íbera,  e incluso griegos y latinos.

Volviendo a la hacienda de Torrijos y a sus dueños, Doña María Alonso Coronel y Guzmán el Bueno, tras estos acercamientos a la Orden del Temple, a través del rey Alfonso X el Sabio, y las leyendas sobre la muerte del héroe de Tarifa, tras unir estos datos iniciales, pensamos en observar alguna evidencia en la hacienda de Torrijos, sobre la Orden del Temple.

Estuvimos pensando en la construcción de la hacienda, la cuál era mozárabe, y por tanto ajena a la Orden caballeresca, y de esta forma desechamos desde un inicio la posibilidad de que la capilla del Cristo de Torrijos fuera templaria. Tras este ejercicio, nos volvimos a centrar en la vida de Guzmán el Bueno y su esposa, y se halló un dato que dio respuesta a nuestras pesquisas, el monasterio de San Isidoro del Campo, construido por los dueños de la hacienda ante una construcción previa visigoda, como veneración al obispo sevillano, desde un inicio había sido regido por la Orden del Cister, y no solo esto, si no que esta regencia capitulaba sobre un mandato del propio Guzmán el Bueno.

Para aquel lector que ahora ande un poco perdido, sobre este dato importante, es necesario narrar brevemente la historia de la Orden del Cister, y su vinculación con los Templarios.

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