Como saben, el mes de Junio tiene muchas fechas y conmemoraciones muy importantes para nosotros, la Orden del Temple. Es el aniversario del Doble Resurgimiento de la Orden en la Era Crística: 12 de Junio de 1.118 y 12 de Junio de 1.952, y ambas en el mismo lugar: El castillo de Arginy, en Francia, pero además se corresponde con el 12 de Junio del año 35, el día de Pentecostés,  y con el 12 de Junio del año 29, cuando Juan el Bautista, nuestro Hermano Esenio, bautizó a Jesús en la orilla del Jordán y vio bajar el Espíritu Santo sobre Él en forma de paloma. También, fue un 12 de Junio cuando nuestra Orden del Temple, se presentó al mundo por estos medios informáticos.

Los  acontecimientos de Pentecostés y el Bautismo, han sido considerados como extraordinarios y excepcionales, pero no lo son y no lo pueden ser, pues las Leyes Divinas son  perfectas y no admiten excepciones. No se trata pues de unos eventos realizados especialmente para Jesús o sus discípulos, sino de algo que se corresponde con una Ley natural, cósmica, y que se repite periódicamente desde la Creación de la Tierra, pero que en estos casos concretos, ha tenido una manifestación visible.

Se trata de la renovación de la Fuerza Divina en el planeta, que tiene lugar cada año en la misma época, aunque por supuesto este Don no se produce en una sola hora y en un solo día, ni el Espíritu se manifiesta personalmente, sino que la Fuerza Cósmica, fluye naturalmente en la Tierra. La manifestación visible de la Sagrada Paloma sobre Jesús y de las lenguas de fuego sobre los apóstoles y los discípulos, fueron debidos a una imantación espiritual intensa, realizada por el Cristo y por María.

En el caso de Pentecostés, por ejemplo, los apóstoles y discípulos, estaban reunidos en el Cenáculo según las instrucciones precisas de su Maestro resucitado y bajo la presidencia de María, que desde la Anunciación de la Encarnación del Hijo de Dios en Ella, era habitada por el Espíritu de Dios. Y todos, en comunicación metafísica con el Cristo, reunían las condiciones favorables suficientes para la manifestación personalizada y visible del Espíritu de Dios, pues eran el núcleo primero de la nueva humanidad y recibieron así el Bautismo de Fuego.

Nada ocurre por casualidad. Todo en la Tierra y en el Universo está regido por las Leyes Divinas, que actúan en todos los planos, y por supuesto y con mayor razón, en el plano espiritual, y el mismo Dios no puede ir contra sus propias Leyes.

Un nuevo Pentecostés está anunciado para el final de los tiempos finales que vivimos ahora, pero hace falta que los discípulos y soldados del Cristo y María, reúnan, como en el año 35, las condiciones espirituales suficientes, para que la Sagrada Paloma se manifieste en ellos y sobre ellos de forma visible.

¡¡Adelante, hermanos y hermanas nuestros!!. ¡¡Siempre adelante!!.

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