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San Bernardo de Clairvaux, el Último Druida
Publicaciones Orden del Temple - Personajes Emblemáticos
Escrito por María de Aquitania   

Cristo abrazando a San Bernardo

 

Bernardo, nació en el castillo de Fontaines (Dijón, Francia) en 1.090, en una sociedad en que tanto ella como la Iglesia viven una época de cambios y reformas. La autoridad de los reyes se incrementa cada vez más y la de los grandes señores feudales se va también organizando y afianzando. 

El Papa Gregorio VII que había fallecido en 1.085, había dado a la Iglesia un nuevo impulso con aires de reforma, pero que no acababan de llenar las aspiraciones del pueblo llano así como de personas de cierto grado de cultura, por lo que éstas se van apartando de la jerarquía eclesiástica. Así, se producen algunas de las llamadas herejías, siendo una de las más destacadas el catarismo.

Los conventos de clausura, también viven tiempos de crisis por su unión a las clases nobles y de amplitud económica, más en poco tiempo, van surgiendo nuevas formas de vida religiosa y muchos grandes personajes ponen su entusiasmo y entrega al servicio total de la Iglesia. En medio de todo este contexto, Bernardo va a ir creciendo, y se sabe muy poco de su infancia y adolescescencia, pero ya bien jóven, Bernardo de Fontaine va a llegar a ser la voz de su época. Dios le prepara durante veintidos largos años antes de ingresar en el Cister, durante los cuales él va relizando en sí una extraña alianza entre temperamento y gracia; es muy generoso y desinteresado, pero sin perder de vista la realidad del mundo y las exigencias del servicio a Dios.

Sabemos que estudió, lo cual en aquellos años solo era posible para hijos de señores y nobles, o de los que estaban cercanos por su familia a las escuelas monásticas, era por tanto evidente su pertenencia a una élite social que Bernardo aprovechó. Parece ser que sus estudios los realizó en la escuela parroquial de Vorles y a diferencia de sus hermanos, no siguió la carrera de las armas, que era otra salida para los hijos de los nobles, pero no hay muchas precisiones sobre esa etapa de su vida, así que nunca sabremos de cierto que es lo que hizo Bernardo antes de entrar en el Cister, mas un noble que no desea ser armado caballero, que no es eclesiástico y tampoco maestro, es algo extraño. Mas ante la perspectiva de proseguir sus estudios en una gran ciudad, decide encerrarse en un claustro pero no se quiere ir solo, así que se lleva consigo a su tio, hermanos, primos y amigos mas íntimos.

Con un grupo de unas cuarenta personas, Bernardo ingresa en Cister, un pequeño monasterio, y todos ellos demuestran su voluntad de imitar a Cristo y participar en el misterio de Su muerte y resurrección. Hicieron todos juntos el noviciado, realizaron su profesión monástica y a los 25 años, es enviado a fundar Claraval en la Champaña francesa y ya va como Abad, es decir, padre de sus hermanos y mayores que le acompañaban. Él trató de vivir como un cirstenciense auténtico, con una vida humilde y sencilla a imitación de Cristo.

Una vez en Claraval, se dedica a levantar dos edificios: El monasterio y la comunidad, formando a la vez a sus hermanos. No salía mucho del monasterio, pero sin embargo atraía mucho a las personas, convirtiéndose en un monje con muchos amigos e influyentes personalidades.

Tres años después de su creación, fundó su primera filial: Trois Fontaines y al año siguiente la segunda llamada Fontenay. Durante treinta años, la expansión de Claraval fue a razón de dos fundaciones por año, lo que da idea de la vitlidad monástica y de la influencia que tuvo en la sociedad y la Iglesia. A su muerte, en 1.153, será padre de setenta comunidades y otras afiliadas hasta 164 casas, cerca de la mitad de las que constituyen la Orden cirstenciense.

(continuará).

 

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