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Catedrales. Introducción III
Publicaciones Orden del Temple - Catedrales
Escrito por María de Aquitania   

Laberinto de Chartres

 

LABERINTOS

Su uso ha sido muy generalizado en algunos países, aunque muchos han desaparecido. Su analogía con el laberinto de Creta es cierta. Algunos están situados en la nave a la altura del crucero, pero la mayoría están al comienzo de la nave y el fiel lo ve tan pronto franqueaba la puerta. Son una serie de círculos concéntricos y servían para unos ejercicios de devoción que se beneficiaban de ciertas indulgencias.

También ofrece una semejanza con la cuerda de nudos, símbolo que representaban los vínculos de las organizaciones de artesanos. Así mismo manifiestan la dificultad de orientarse en sus repliegues y su figura representa la existencia humana con sus vicisitudes. La entrada en él es el nacimiento y la salida la muerte. Abandonado a sí mismo, el hombre es incapaz de orientarse y se pierde en el “monte oscuro”. Para encontrar el camino, ha de poseer el hilo de Ariadna que no es otra cosa que los propios repliegues concéntricos, cuyo enmarañamiento es solo aparente puesto que están constituidos por una línea continua: El hilo de la existencia. En resumen, es un auténtico peregrinar al centro en la búsqueda del YO interior, que no se identifica con el cuerpo (esfera de las sensaciones y emociones), ni con su alma (campo de las ideas y la razón), sino con su espíritu que es donde reside la esencia humana, la imagen de Dios en el hombre: Allí está el centro de su Ser.

Y todo el trabajo de la vida, su objetivo espiritual, es tomar conciencia de que solo ese es nuestro Ser verdadero. El laberinto encaja en la categoría de los Yantras, palabra hindú que designa toda figura que sirve de soporte para la meditación y la concentración. El mandala es un Yantra de origen ritual.

EL ALTAR Y CRISTO

La “embriaguez” que sentimos al entrar en el Templo, esa magia, irradian de unas líneas que engendran siguiendo la Divina proporción, formas, superficies y volúmenes en expansión, hasta un límite calculado que los detienen, los refleja y devuelve al punto de donde emergen. Ese centro que todo lo irradia es el altar, el objeto más sagrado del Templo, la razón de su existencia. “Subiré al altar de Dios”, es el versículo del salmista que abre la misa y ese es el único medio de tomar contacto con Dios. Se le saluda, se le besa y se le inciensa. El altar cristiano, es el sucesor de los altares hebraicos en el que yace inmolado el cordero. Moisés construyó un altar al pie del Sinaí, sacrifica y hace dos partes con la sangre: Una es ofrecida al Señor y la otra al pueblo que es aspergido con ella y así sella el pacto entre el Señor y Su pueblo, es la primera Alianza. Sobre el altar cristiano, la sangre de la Nueva Alianza es derramada, ofrecida al Señor y luego distribuida al pueblo sellando la reconciliación del pecador con Dios.

En el Templo de Jerusalén, había varios altares; entre los atrios y el Santo se alzaba el altar propiamente dicho, el altar de los holocaustos en que cada día se celebraba el sacrificio del cordero. En el Santo, con el Candelabro de siete brazos (Menorah), estaban el altar de los perfumes y la mesa de los panes de la proposición (de ofrenda) que eran doce y se cambiaban todos los sábados. Por último, en el Santo de los Santos no había altar sino una piedra particularmente sagrada llamada Shethiyah sobre la que descansaba el Arca de la Alianza.
En el Templo cristiano, el altar mayor es la síntesis de esos distintos altares y de la piedra, en el sentido de que sostiene el Tabernáculo. El Arca, contenía las Tablas de la Ley, la Vara de Aarón y una medida del maná. Ahora, veamos el altar por dentro para captar su simbolismo.

Piedra se dice en hebreo “aben” que también es ben = hijo. Así que la palabra piedra vista desde el hebreo es un criptograma de Cristo que expresa el misterio de su filiación. Si el Templo de piedra es la imagen de la Jerusalén celeste, el Templo espiritual está formado por piedras vivas unidas entre sí por la Piedra Angular que es el Cristo; la Iglesia universal es en la Tierra esa Jerusalén. Las reliquias del Ara, encuentra un apoyo en el texto del Apocalipsis que dice que las almas de los santos están colocadas bajo el altar de Dios. Por otro lado, el altar no es solo el cuerpo de Cristo sino también Su corazón, lo cual determina su función en la vida espiritual del individuo. Sobre este altar del corazón es donde el hombre debe realizar el gran sacrificio santificador.



EL ALTAR, LAS LUCES SOBRE LA MONTAÑA SANTA

Las gradas son también simbólicas, recuerdan que el altar se levantaba sobre la montaña santa y la liturgia sugiere que el altar esté situado sobre el Monte Sión, puesto que ella hace recitar al sacerdote. La montaña, como objeto sagrado, se encuentra en todas las tradiciones y con su cima elevada al cielo invita a subir a Dios, el agua que mana y cae formando ríos es la imagen de las bendiciones del cielo. Los cirios del altar se relacionan con el cirio Pascual que representa la columna de fuego y a Cristo resucitado. Para la misa, es necesario que haya sobre el altar seis cirios, tres a cada lado de la cruz. El candelabro de siete brazos (Menorah) ha pasado del culto judío al cristiano porque pertenece también al Nuevo Testamento. El número siete, es uno de los números sagrados más importantes (3 + 4 = 7) y es el signo de las relaciones Divinas con la Creación ( 3 el mundo Divino y 4 el mundo creado). Los siete brazos de la Menorah, representan a los planetas, siendo el del centro el Sol que da a todos la luz y ese tallo se identifica con Cristo que es el Sol de Justicia.

ESPACIO Y TIEMPO, TEMPLO Y LITURGIA

Las vidrieras deben ser leídas por orden. Las situadas al norte describen la historia del mundo desde el Génesis hasta el fin del Antiguo Testamento; al este está situado el vitral de la Resurrección; al sur los profetas escatológicos anunciando la escena de la Gran Rosa. Recorremos así la historia del mundo desde su Creación hasta la Parusía siguiendo el ritmo del día. La salida del Sol en el Oriente, señala la victoria de Cristo sobre las tinieblas y el mal, representados en el muro sur en que no penetra el Sol. La Rosa de la ciudad santa está al oeste donde se pone el Sol visible que simboliza el fin del mundo y la aparición del mundo nuevo en el que ya no habrá necesidad de él porque el Cordero será el astro luminoso. El objetivo de la liturgia anual, es el de incorporarnos a Cristo al hacernos asimilar todas las fases de Su vida terrena.

SOL JUSTITIAE

La Navidad y la Epifanía son fiestas de luz que den su carácter y poesía al haber sido fijadas en el solsticio de invierno. Los doce días que las separan son la diferencia entre el año lunar de 364 días y el solar de 365. El 25 de Diciembre, era llamado Natalis Invicti o Natividad del Sol invencible, porque habiendo alcanzado el solsticio el punto más bajo empieza a subir en el cielo, a renacer.



Con este texto, terminamos por ahora la Introducción al conocimiento de algunas de las claves catedralicias. El resto, forma parte de otro contexto y otro lugar.

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