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El Reino de David (IV)
Publicaciones Orden del Temple - Historias Bíblicas

 

A la respuesta dejada en la entrega anterior, sabemos se conoce por las vajillas encontradas, que siguen la tradición de finales de la Edad de Bronce en Canaán. En ese asentamiento del siglo XII a.C., no se encuentra nada nuevo que se pueda identificar como israelita. Fabrican vajillas con el mismo estilo de esa zona, donde las llevaban siglos fabricando, y también se sabe por los pasajes más antiguos de la Biblia de los hebreos, que la religión israelita es muy parecida a la cananea , así que la continuidad de la cultura cananea de finales de la Edad de Bronce y la llamada cultura israelita de la Edad de Hierro, es muy estrecha.

Las pruebas históricas sugieren, que los israelitas provenían de las capas mas bajas de la sociedad cananea: Esclavos, pastores, nómadas, que en una época especialmente dura para empezar una nueva vida en las montañas de Canaán, se convirtieron en pueblo no combatiendo, sino contando historias. Uno de los misterios a los que nos enfrentamos, es explicar como un pueblo se convierte, como se forma la unidad étnica y cultural. Los primeros israelitas, eran un puñado de pastores, nómadas, campesinos y bandidos. ¿Cómo se reunieron en esa zona y como se formó una identidad tan fuerte?.

Una de las cosas que hemos aprendido en los últimos años, es que la identidad cultural es en gran parte una ficción cultural. Así es como los israelitas crearon su identidad: Contando sus historias; fue como si la historia creara al pueblo, tanto como el pueblo crea la historia. Los relatos que contaban los israelitas eran muy inspirados para guiar a una nueva comunidad, porque contenían una riqueza de detalles increíbles sobre las vidas y las relaciones entre los seres humanos. Después de convertirse en pueblo, los israelitas siguieron contando historias con el bien y el mal que hay en el corazón humano, para dar lecciones sobre Dios y su relación con Israel.

Uno de los grandes retratos del ser humano con sus virtudes y debilidades, es la historia del rey David. Es una historia humana realmente palpitante de realismo y no es sólo la historia de un héroe, sino la de una familia desestructurada, un hombre lleno de defectos, pero que no podía resultar indiferente y eso inspiró un género literario temprano, tal vez, el primer género literario de la historia, para poner la vida de éste hombre sobre el papel o mejor, sobre el pergamino. En la primera historia que se cuenta de él, dice que David era solo un muchacho campesino hasta que un día Dios habló al Profeta Samuel: “Te enviaré a Jesé de Belén, porque he encontrado a un rey para Mi entre sus hijos”. Samuel se dirigió a casa de Jesé a buscar al futuro rey. Samuel vio al hijo mayor de Jesé, pero Yahvé dijo a Samuel: “No te fijes en su aspecto ni en su altura, porque Yo lo he rechazado. Yo no miro como miran los humanos; ellos ven las apariencias pero Yo, veo el corazón”. Dios dijo a Samuel que rechazaba a siete de los hijos de Jesé uno a uno. Luego Samuel preguntó: “¿No tienes ningún otro hijo?”. Jesé contestó: “Solo queda el más pequeño, que está cuidando el rebaño”. Dios dijo: “Levántate y úngelo, él es el elegido”.

Los israelitas ya tenían un rey llamado Saúl, pero era un hombre atormentado que había irritado a Dios.





Ignorante del destino de David, Saúl admitió al joven en su palacio para que tocara el arpa y calmara su espíritu. Pronto, David fue como un hijo para Saúl y entonces llegó un día al palacio, la noticia de que el mayor de los guerreros filisteos, Goliat, había desafiado a los israelitas a que mandaran a alguien a luchar con él en combate singular. Nadie se atrevía a aceptar el desafío, y solo el joven artista del rey, con la onda en la mano, David fue a luchar contra Goliat. Éste al verlo, se burló de él porque era un muchacho y le dijo: “Ven aquí, daré tu carne a los pájaros y a las bestias del campo”. Pero David contestó: “Tú vienes a mi con espada y lanza, pero yo lucharé contra ti en nombre de Dios, mi Señor”.

Para los escritores de la Biblia, la historia del pequeño David matando a Goliat, significa mucho más que una simple batalla. En las fantasías que tenían de ser un pueblo poderoso y más numerosos que las estrellas del cielo, sabían que eran un pueblo pequeño y que había vastos Imperios al sur y al este, que podrían conquistarles en cualquier momento. Por eso, no dejaban de insistir en la idea de que hay cosas más importantes para el ser humano que la fuerza física. Cuando David mató a Goliat, su fama se extendió por todo Israel, por lo que el amor del rey Saúl se convirtió en celos e intentó matar a David una y otra vez, huyendo éste de la corte, convirtiéndose en un bandido. Una noche desde su escondite, David vio a Saúl y a su ejército. Para los hombres de David, era la ocasión perfecta para salvar la vida y convertirlo en rey.






En medio de la noche, David y uno de sus hombres fueron hacia el campo enemigo y encontraron a Saúl dormido en su campamento. Entonces el hombre dijo a David: “¡Déjame que lo clave en el suelo con su propia lanza!. No, contestó David, no lo mates, nos llevaremos la lanza que hay junto a su cabeza y su jarra de agua y nos marcharemos”. Cuando llegó a la colina cercana, levantó la lanza de Saúl y le llamó. Éste salió y David le lanzó un discurso diciendo que no le deseaba ningún mal, y de repente, en uno de esos giros notables de la narrativa Bíblica, Saúl dice: “¿Es tu voz, David, hijo mío?” y se echó a llorar. Cuando Saúl muere en una batalla contra los filisteos, el joven pastor ve coronado su destino y es coronado rey, pero usar su nuevo poder con prudencia, resulta un desafío mucho mayor para David.


(continuará)



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