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Caminando Por Las Leyes Espirituales (V)
Publicaciones Orden del Temple - Espiritualidad
Escrito por Sion de Bouillon   
Viernes, 06 de Septiembre de 2013 00:00

La  persona  que  está  paranoica  por la  moralidad  de  los  demás  está  proyectando  su  propia  inmoralidad  soterrada.

El  jefe  que  sospecha  que  todos  sus empleados  le  están   engañando  está  proyectando  su  estafador  interior. Como  consecuencia  de  ello,  puede  perfectamente  atraer  a  alguien  que  le  engañe.

Las  proyecciones   generalizadas  son  muy  comunes,  como  por  ejemplo:  “Los  niños  dan  mucho  trabajo”. Traduce  esta  proyección  como: “Mis  hijos  me  dan  mucho  trabajo”. Asume  la  responsabilidad   de  cualquier   parte  que  te  pertenezca.

El  proyectarte  en  otra  persona  evita  que  asumas  la  responsabilidad  por  ti  mismo. La  mayoría  de  las  personas  ni  siquiera  se dan cuenta  de  que lo  que  dicen  en  realidad  está  en su  interior. Es una  potente  forma  de  negación.

La  proyección  puede  convertirse  en un  juego  de  ping-pong. Cuando  dos  personas  se  están  gritando  mutuamente,  acusando  a  la  otra  de  no  tener  razón,  ambas  están  proyectando  su  propio  enojo  y  temor.

La  expresión  “mira  quien  fue  a  hablar”,  describe  adecuadamente  la  Ley  de  Proyección. Ninguno  de  los  dos  ve  sus  propias  faltas. Piensa  que  es  la  otra  persona  quien  las  tiene.

Sólo  te  puedes  hablar  a  ti  mismo. Cuando  un  padre  le  dice  a  su  hijo: “Eres  un  chico  difícil”, se  está  proyectando  a  sí  mismo  en  él.  Esto  puede  resultar  muy  perjudicial  para  el  niño,  que  no  comprende  la  realidad :  el  comentario  no  tiene  nada  que  ver  con  él,  sino  con  el  padre.

Una  madre  que  quiere  a  su  bebé  y  le  repite  lo  hermoso  y  encantador  que  es,  está  proyectando  positivamente  su  corazón  generoso.  Con  ello  los  dos  salen  beneficiados.

Veamos  algunos  ejemplos  de  proyección:

-   Eres  una  persona  muy  fisgona.
-   Me  parece  que  estás  siendo  un  fisgón.
-   Resulta  duro  ser  soldado.
-   El  mundo  es  un  lugar  horroroso.


Cuando  dejamos  de  proyectar  y  en  lugar  de  ello  asumimos  la  responsabilidad  de  nuestro  propios  sentimientos,  podremos  decir: “Me siento  incómodo  cuando  me  haces  estas  preguntas”, o “Esto es  asunto  mío”. Dirás: “A mí  me  resultaría  difícil  ser  soldado”, o “ Me  siento  muy  amenazado  por  lo que  está  ocurriendo  en  el  mundo”.

(continuará)

Orden del Temple+++

 
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