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Las Fuerzas Cabalísticas (XII)
Publicaciones Orden de Sion - Enseñanzas para el Crecimiento Interior
Escrito por María de Aquitania   
Jueves, 09 de Mayo de 2013 00:00

Ya tenemos pues constituida la pareja humana, tal como funcionará en lo sucesivo. Kether-Hochmah será el hombre y Kether-Binah la mujer. Nos referimos a la especie, ya que en lo individual, las sucesivas encarnaciones que el Ego ha efectuado desde entonces ha propiciado que la vertiente femenina del varón esté muy potenciada y que la vertiente masculina de la mujer lo esté también.

Así pues, tres son las fuerzas activas en nosotros. De la primera recibimos una libertad absoluta: Nada se opone al ejercicio de nuestra Voluntad. De la segunda obtenemos una ayuda Divina, que es como una recompensa a nuestros esfuerzos y, en virtud de esa Gracia Providencial, nuestra obra alcanza su grado de perfección. La tercera de esas fuerzas nos obliga a plegarnos a la Ley y, por lo tanto, propicia que nuestra libertad sólo pueda ser ejercida en actos que sean conformes al designio Divino. Pero la Inteligencia de Binah jamás actúa antes, sino después. En la medida que hayamos abusado de nuestros poderes creadores, nos veremos sometidos a la Ley.

Hesed

El trabajo conjunto de Kether-Hochmah-Binah da lugar a una creación. Binah, al oscurecerse o enfriarse, ha permitido que un mundo existiera en un plano inferior al de esos tres principios. Esa nueva esfera se conoce con el nombre de Hesed.

Hesed fue el mundo que los Elohim concibieron para el ser humano y en el que podríamos haber vivido eternamente, pero ya sabemos que fuimos expulsados del Paraíso.

El Centro de energía llamado Hesed entró en funciones en el cuarto Día de la Creación, que es el actual. La Divinidad, ya había desplegado entonces todos sus poderes, los inherentes a Kether, a Hochmah y a Binah. El resultado era Hesed, que encerraba todos los poderes sagrados y del que emanaban todas las virtudes espirituales. Hesed es un mundo de libertad; es un espacio en el cual la Gracia ha concentrado todos sus dones, y es un mundo en el que la Ley apenas prohíbe nada, tanta es la Bondad que reina en este sagrado lugar. En una palabra: Hesed es el Paraíso Terrenal.

“Adam y Eva vivieron allí como reyes absolutos, con dominio sobre los animales y las cosas”. La interpretación profana de este pasaje bíblico convierte a Adam y Eva en un hombre y una mujer, pero en realidad, las letras ADM, que dan lugar al nombre de Adam, significan el Género Humano en la etapa primigenia de su desarrollo, y Eva significa: el Ser que transmite la Vida. Adam y Eva somos todos nosotros en un momento de nuestro desarrollo.

La humanidad de ese periodo apenas tenía conciencia de sí misma y obedecía los imperativos Divinos como un autómata obedece los impulsos eléctricos que recibe. El ser humano poseía una visión de la Divinidad y actuaba conforme a la voluntad Divina.

Hubiese quizá permanecido allí hasta el final de los ciclos evolutivos, pero fue sensible a la voz de la experiencia, del “Mal”. Hemos visto como los disidentes de la esfera de Binah fueron precipitados al "abismo" para evitar que perturbaran los designios Divinos. Este grupo de disidentes transmitió su herencia, por decirlo de algún modo, a las sucesivas generaciones que alcanzaron la auto-conciencia en los tres primeros días de la Creación, de modo que en los Trabajos de cada Día intervenía una categoría de seres cuya situación era anómala y su actuación contraria a los planes del Creador.

En la época paradisíaca aparecieron pues los Luciferinos, que como sabemos eran un grupo de rezagados de la generación de los Ángeles, la que conquistó el nivel humano en el tercer Día de la Creación. Para asegurar su propia evolución, los Luciferinos decidieron "ayudar" al hombre, instruyéndolo en todo lo referente a las funciones creadoras. "Si comes esta fruta, -le dijeron-, serás como Dios".

Esto significa que cada vez que uno se encuentra en el Paraíso, es decir, disfrutando de un descanso, de una situación de relax, de un alto en el camino, aparece un luciferino para tocarnos las narices.

Pero conviene recordar que actúan movidos por nuestra propia voluntad. Se produce la misma situación cuando nos echamos a dormir la siesta y le pedimos a la pareja que nos despierte al cabo de media hora. Cuando ejecute nuestro mandato, estaremos en el paraíso y su intervención puede molestarnos, pero ha sido generada por nuestra propia necesidad de levantarnos y continuar la evolución.

Se ha especulado mucho sobre el sentido de la "fruta prohibida". Pero todo ello encierra un misterio muy sencillo de entender. La esfera de Hesed, tal como hemos comentado, es el resultado de la acción de los tres centros superiores, Kether-Hochmah-Binah. Se ha visto como este último tuvo que renunciar a parte de la luz que le correspondía para poder engendrar una vida inferior a sí mismo (al igual que la madre cede los elementos de su cuerpo al feto que lleva en su interior.) Ese aspecto de renuncia, de restricción, Binah lo proyecta a todo lo que sale de su esfera, de modo que en ese Paraíso era natural que existiera una restricción, inherente a la participación de Binah. Así pues, Dios tenía necesariamente que prohibir algo a la primitiva humanidad. Sucede lo mismo en el momento que prohibimos a nuestros hijos que falten al colegio, por ejemplo.

(continuará)

Orden de Sión+++

 
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