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El Herrero Miseria Y El Diablo (Relato Anónimo)
Publicaciones Orden del Temple - Espiritualidad
Escrito por María de Aquitania   
Viernes, 13 de Julio de 2012 00:00

Autora: Soror S.G.++

Recientemente leí por primera vez este cuento popular el Herrero y el Diablo,  la verdad es que me impacto, me hizo reflexionar y como todo mensaje propagado en la tradición me recordó a numerosas enseñanzas contenidas en la Biblia. Hoy  comparto  esta versión, aunque hay varias de este cuento, todas ellas se encuentran disponibles en la red, para que tras su lectura cada uno saque sus propias conclusiones, aunque yo al final expondré a las que yo llegué.

El Herrero Misería y el diablo.

Dicen que dicen...

...que había un herrero al que llamaban Miseria. Miseria era un buen hombre, trabajador, y amoroso de su familia, pero trabajaba  y trabajaba y no le daba nunca para satisfacer las comodidades de ésta. Cansado, decidió hacer un trato con el diablo.

Una noche oscura se marcho fuera al bosque y grito conjurando al mismo diablo, éste se apareció a Miseria y le pregunto que quería, Miseria le dijo que le vendía su alma  a cambio de riquezas para que su familia viviera cómodamente.

El Diablo aceptó el trato, y ambas partes quedaron obligados por un contrato eterno.

En poco tiempo, no más de un año, debía venir el Diablo a llevarlo.

Antes de que se cumpliera el año:

Cierto día, llegó hasta la herrería un viejito harapiento, montando un caballo esmirriado, al que le faltaba una herradura.

Al conocerlo, la mujer del herrero le lavó las prendas, le remendó el chiripá y Miseria le colocó la herradura al caballo. Cuando le preguntó éste que le debía por ello, Miseria le dijo que no le debía nada.

Entonces el viejito le dijo, voy a recompensar tu generosidad y tu bondad, ya que no me conoces de nada y me has ayudado sin pedir nada a cambio; te voy a conceder tres gracias:

Miseria no entendía nada pero el viejo le dijo: El primer don te lo daré como pago a tu hospitalidad, será que quien se siente en esta silla, no se levantará de ella hasta que tú se lo permitas.

La segunda gracia que te voy a conceder es que aquel que se suba a este Nogal no podrá bajar del mismo, hasta que tu se lo permitas.

Y por último, el tercer don será que quien entre en esa bolsa, sin que tú se lo ordenes será incapaz de salir.

Así el anciano se marchó, quedándose Miseria muy extrañado ¿Quién había sido ese anciano mal entrazado?, nada mas ni nada menos que el mismísimo Tata Dios.

Al transcurrir el año pactado, el diablo vino en busca del alma del Herrero, tal y como habían convenido.

Miseria al verlo, le dijo, déjame terminar la labor que estoy realizando y me iré contigo, acordándose en ese momento de las gracias que le habían concedido.

El Diablo cansado de esperar, se sentó en la silla, al terminar su labor, Miseria invitó al Diablo a seguirlo, como este no se pudo levantar de la misma se quedó allí sentado. Pasaron las horas y ante la incapacidad de ponerse en pié, el Diablo le ofreció un año más de vida si lo dejaba moverse de la silla. Misería aceptó y lo dejo que se levantará y este se marchó.

Pero, los días pasan muy rápido.

Cumplido el año, vinieron a buscarlo tres diablos. Al verlos llegar, otra vez el herrero les pidió que le permitiesen finalizar el trabajo que tenía entre manos y que mientras tanto subiesen a comer unas exquisitas nueces que había dado el nogal y así se subieron al árbol..

Pasadas varias horas, viendo que eran incapaces de bajar del árbol, le ofrecieron una vez más, otro año de vida si los dejaba ir. Y Miseria acepto ordenándoles que bajaran del árbol, éstos se marcharon.

Al año siguiente, montados en mulas, se le aparecieron cincuenta diablos listos para llevárselo. Otra vez el herrero les pidió que le permitiesen finalizar el trabajo que tenía entre manos, mientras les dijo que fueran a buscar algo que tenia en la bolsa, se metieron en la bolsa los diablos y no pudieron salir, el herrero empezó a golpear el saco con tanta fuerza, hasta que se canso, y los diablos gritaban que por favor los dejará salir, Miseria les dijo que los dejaba si prometían no molestarlo a el y a su familia nunca más, entonces los diablos aceptaron.

Miseria dio la orden y los diablos huyeron aterrorizados.

Los años fueron pasando y como nadie queda para semilla, le llegó al herrero el final de sus días.

Miseria cuando falleció subió al Cielo, pero no pudo entrar, el pregunto por qué, y Tata Dios le dijo que no podía entrar, porque había vendido su alma al diablo no rompiendo nunca el contrato que estaba vigente.

Miseria, como no sabía que hacer, se llegó hasta el mismísimo infierno pero por las dudas se llevó el garrote con que había apaleado a los Diablos.

Los Diablos al verlo, no le dejarón entrar, cerrando las puertas del Infierno.

Desconcertado Miseria, se volvió para ver una vez más al Tata Dios y pedirle explicaciones de lo que le estaba sucediendo.

- Andarás errante por el mundo hasta la eternidad - ,le contestó el Señor,

es por eso que la Miseria jamás desaparece y anda errante por la Tierra.

Curioso este relato, ¿ cierto?. Pobre herrero Miseria

(Continuará)

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