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Mitología Templaria (IV)
Publicaciones Orden del Temple - Temas sobre el Temple y el Medioevo
Escrito por María de Aquitania   
Miércoles, 14 de Octubre de 2009 00:00

 

EL ARTE CONDENADO POR LA IGLESIA

La palabra Alquimia, procede del árabe al-chymea (mezcla de líquidos). Alcanzó su mayor desarrollo en Europa en los siglos XII, XIII y XIV, porque en secreto, fue impulsada por los Templarios, a pesar de ser considerado un arte herético.

Los Templarios conocían bien los secretos de la Alquimia, en cuyo simbolismo se habían adentrado las ideas gnósticas de Alejandría y los mitos egipcios de las divinidades de Isis y Osiris, por eso muchos de sus símbolos también fueron adoptados por ellos.

Los alquimistas, conocedores de que las materias naturales como los metales, no se podían fabricar artificialmente, pero si transformarse, se pusieron a buscar el ingrediente idóneo para modificar el metal vulgar para convertirlo en noble. Esa fuerza, no se ha encontrado aún y es la Piedra Filosofal, y solo con su ayuda se podría conservar la transmutación. Alquimia, alzahest, aludel, alambique, elíxir, etc., son palabras tomadas del árabe.

En San Bartolomé, la mitología Templaria descubre algunas vinculaciones con el arte alquímico, puesto que éste Santo fue testigo del primer milagro de Jesús que es claramente alquímico: LA transmutación del agua en vino en las bodas de Caná. La Alquimia, simboliza también la evolución del ser humano desde un estado donde predomina la materia, a otro espiritual. Transformar en oro los metales, equivale a convertir al hombre en puro espíritu.

Las fases esenciales del proceso alquímico se señalaban por cuatro colores formados por la materia prima (símbolo del alma en estado original).

· Negro: Culpa, origen, fuerzas latentes. Se corresponde con la destrucción de las diferencias, la extinción de los deseos, la reducción al estado primario de la materia.

· Blanco: Magisterio Menor, primera transformación, mercurio. Es propio de una materia purificadora.

· Rojo: Azufre, pasión. Se corresponde con la unión de los opuestos.

· Dorado: El oro, la pureza, la plenitud, última etapa. Es el color del Sol, la plenitud del Ser, el calor y la luz.

· Calcinación: Corresponde al color negro.

· Putrefacción.

· Solución: Corresponde al color blanco.

· Destilación.

· Conjunción: Corresponde al color rojo.

· Sublimación: Corresponde al color oro.

· Coagulación.

- La calcinación, equivale a la muerte del “profano”,, es decir, de su interés por la manifestación y la vida.

- La putrefacción, es consecuencia de la anterior, es la separación de los restos destruidos.

- La solución, expresa la purificación de la materia.

- La destilación, la lluvia de ésta, purificada, es decir, de los factores de salvación separados por las operaciones anteriores.

- La conjunción, la misión interior en el hombre, del principio masculino de la conciencia, relacionado con el inconsciente femenino.

- La sublimación, representa el sufrimiento derivado de la escisión mística del mundo y la entrega a la empresa o misión. Este estado se simboliza por el rapto de un ser sin alas por otro alado o por el mito de Prometeo.

- La coagulación, es la unión inseparable del principio fijo y el volátil, masculino, femenino, invariable y variable salvado.

Una de las prácticas más interesantes de ésta última, se hallaba en el Arts Regia medieval, como se ha puesto de relieve al estudiar la obra del alquimista y filósofo rosacruciano Robert Fludd (1.574-1.637).

A partir de la decadencia de los seres de la naturaleza, la Gran Obra Suprema, era la reintegración del hombre a su dignidad primordial. Encontrar la Piedra Filosofal era descubrir lo absoluto y poseer el conocimiento perfecto, la Gnosis. Esta vía real, debía conducir a una vida mística, donde extirpadas las raíces del pecado, el hombre se volvería generoso, dulce, piadoso y temeroso de Dios. No es casualidad por tanto, que los grandes alquimistas de la Edad Media, y han coincidido con los Templarios, intercambiando con ellos los conocimientos y sabiduría más profunda.

El doctor iluminado, como se llamó a Ramón Llull, se decía había hecho un pacto con el diablo, aunque luego fue canonizado por la Iglesia. Se sabe que en 1.305, mantuvo una entrevista secreta con Jacques de Molay en Chipre y entre otras cosas, se habló de unificación de las órdenes militares, pero eso no interesaba a la Iglesia.

La obra Arte Magno, es la cumbre de los conocimientos alquimistas de la época. Su autor, Ramón Llull, dominaba cuatro lenguas: Latín, griego, hebreo y árabe; y fue creador de una Escuela de lenguas orientales en Mallorca.

La pureza de la Piedra Filosofal, era considerada como medicina milagrosa, que conservaba la salud y la existencia 400 años o más. Los alquimistas árabes, cuyo principal exponente era Ibn Sina Avicena, autor de los Cánones, base de la enseñanza médica en la Edad Media, creyeron que el oro fabricado artificialmente, incluso apto para beber (aurum potable) tenía poderosos efectos curativos.

La nigromancia alcanzó su máximo esplendor en la etapa Templaria, cuando aún se consideraba posible engendrar seres vivos con la ayuda de la Piedra Filosofal. Entonces la Alquimia comenzó a separarse de la química, para desplegar una vida propia que no tenía nada que ver con la ciencia.

Aunque los Alquimistas no encontraron la Piedra Filosofal, tuvieron otros hallazgos como la destilación del alcohol, el descubrimiento de la porcelana en Occidente, el soplado del vidrio artesanal, la pólvora y otros adelantos. La huella de la Alquimia está en numerosos enclaves Templarios, como por ejemplo en Santo Domingo de la Calzada, en Estella (Navarra).


(continuará)

 

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